Botella al mar

En las festividades por el fin de año fuimos invitados a un sitio donde, por dos días, los niños serían agasajados. Allí, más allá de la belleza en cada detalle, de las exquisiteces que eran ofrecidas, de la armonía entre los mayores y la disposición de convertir cada instante en un verdadero momento de goce y plenitud para los pequeños, quedé fascinada por el respeto que a ellos se les otorgó.

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