Un rojo corazón
Sirva esta hermosa historia como recuerdo permanente a los maestros, e inspiración para seguir creciendo.
Sirva esta hermosa historia como recuerdo permanente a los maestros, e inspiración para seguir creciendo.
Supe que un amigo se ha estado negando a celebrar su cumpleaños; porque no está ahora en Cuba y el dolor por los daños causados por la naturaleza, el panorama triste que va dejando la situación de salud de muchos, lo mantienen en angustia permanente.
“Ayudar a otro ser humano en su momento de necesidad, es el verdadero inicio de la civilización. Porque los seres humanos somos más fuertes precisamente cuando somos capaces de cuidarnos unos a otros”
Luciana está siendo criada por sus abuelos, a los que ama con locura. Su abuela sabe que ella tiene una especial admiración por su abuelito, pero eso a ella la llena de orgullo.
La generosidad deja huellas, de las indelebles, de esas que nadie osaría borrar. La bondad más fina nos deja marcado el corazón. Cuando la recibimos de los otros nos inunda un bienestar inefable, que para explicarlo entonces basta con poner las manos en el pecho y expresarnos con esa mezcla rara donde se unen sonrisa y lágrimas.
Nunca me abandonará el deseo de hacer una escribanía, por anticuado que parezca, por fuera de tiempo. Nunca me abandona el deseo irrefrenable de escribir, para otros, cartas de amor con mi puño y letra.
Es válido siempre hablar a los hijos de amor, aceptación, respeto. Sin embargo, nunca se aprende y aprehende con tanto acierto como cuando se vive, se respire y se lleve a flor de piel.
En estos días el mundo celebró el Día Mundial de No Rendirse, como un llamado a mirar hacia el horizonte, a escudriñar muy adentro y encontrar, aunque sea, una chispa de la ilusión que nos habita; de reencontrarnos con la fuerza que tantas veces yace dormida esperando a que reaccionemos.
Cuentan que, durante una corrida cargada de tensión, el torero colombiano Álvaro Múnera hizo lo impensable. Que mientras el público esperaba, con el aliento contenido, el golpe final, él se detuvo, se alejó del toro y fue a sentarse al borde de la arena. Entonces un silencio pesado cayó entre los espectadores.
Don Ernesto era conocido en su barrio como “El Callado”, porque desde que falleció su esposa, cinco años antes, no había vuelto a pronunciar palabras.
No supe, hasta ahora, esta curiosidad de la naturaleza que involucra a uno de sus animales más atractivos a la vista de no pocos humanos: cuando una ardilla hembra encuentra a una ardilla bebé, le da comida y comienza a buscar si no tiene madre ni padre.
Marcos busca en su teléfono mucha información y documentación para sus tareas diarias, para profundizar en lo aprendido en el aula y para hacer magníficos trabajos evaluativos.