De cómo me volví periodista en Invasor escuchando a Serrat
Una historia contada en primera persona, ahora que Invasor cumple 42 años y yo 15 en él.
Una historia contada en primera persona, ahora que Invasor cumple 42 años y yo 15 en él.
La suerte quiso que una niña no muy segura de qué quería ser, llegara a puerto seguro en el periodismo, porque al final, en la curiosidad y la sensibilidad por entender siempre las razones del otro, tuve las motivaciones correctas.
Casi un siglo después de que Fidel Moreno Arencibia, el fundador de una tradición, levantara con orgullo el primer ejemplar de El Informador, la semilla continuaba germinando con la aparición de Invasor, el 26 de julio de 1979.
Entrevista publicada originalmente en el semanario Invasor, el sábado 24 de abril de 2004.
Fotorreportaje publicado originalmente en el semanario Invasor, el sábado 24 de junio de 2004.
Cuando Héctor Eugenio Paz Alomar bajó del viejo camión del Partido, lo hizo en condición de héroe: traía el botellón de ácido nítrico desde el polvorín de Majagua, y si él mismo no había volado en pedazos era por pura casualidad.
Me quedo con la última idea de cómo reaccionar ante la muerte: “Puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido”. La vida de mi colega y amiga Nohema Díaz es una respuesta a favor de la segunda de estas disyuntivas.
Para muchas personas en la calle, Mario Martín Martín no es un periodista más, para los de la Redacción (reporteros, diseñadores...) tampoco, y su historial da la medida de cuán lejos puede llegar uno siempre que se lo proponga.
Existen personas que con solo mirarlas transmiten todo lo que llevan por dentro. Tal parece como si se desnudaran y quedaran al descubierto cada una de sus intimidades.
En ocasión del aniversario 42 de Invasor, reproduciremos varias entrevistas dedicadas a nuestros fundadores.