Nohema Díaz Muñoz
Existen personas que con solo mirarlas transmiten todo lo que llevan por dentro. Tal parece como si se desnudaran y quedaran al descubierto cada una de sus intimidades.
• Le sugerimos la entrevista a otra fundadora de Invasor.
Este es el caso de Alina Cid Cruz, alguien a quien no le basta con formar parte del colectivo de Invasor, sino que, además, lleva consigo la historia de él.
Con solo 19 años y un largo camino por recorrer, del cual todavía quedan varios testigos, esta inconfundible figura —porque así se le debe nombrar—, dio sus primeros pasos en el periódico como recepcionista, función que, a veces, alternaba con la de auxiliar de limpieza.
No queda una anécdota de aquellos inicios que ella no sea capaz de recrear con uno de sus inimaginables aportes. Cuentan quienes vivieron los primeros años de Invasor que no es que fuera curiosa, pero no se le escapaba una.
Así comenzó y unos años después pasó a trabajar al Archivo, donde aún continúa. Allí todo es “organización”. Si buscas algo, en ocasiones no aparece y, cuando menos te lo piensas, en algún lugar, ella lo encuentra.
“No es que yo sea desorganizada, pero son tantos años y tantos periódicos que no es fácil, además, si lo tienes todo ubicado no tiene gracia, lo bueno es cuando de verdad hay que buscarlo.”
Con respuestas como esta Alina logra hacer reír al más acérrimo de los cascarrabias.
Ahora le ha dado por estudiar a los clásicos de la plástica, y escuchar a Carlos Varela y Sabina, cuando antes solo le gustaba el Órgano Oriental y se desvivía por visitar el Platanal de Bartolo en épocas de carnavales. Los más allegados cuentan que este cambio es consecuencia de las preferencias de su hijo, quien ahora estudia en la Academia Provincial de Artes Plásticas.
Tan fuerte le llega esta influencia que, si por casualidad encuentra un recorte de revista o periódico con algo relacionado con ese mundo, no queda uno de sus compañeros al que no se lo enseñe, además de proporcionarle una magistral explicación al respecto. ¡De verdad que el amor materno hace maravillas!
Esta persona, cuyo nombre pocas veces ha salido en este semanario, constituye historia viva de cada etapa por la que este órgano de prensa ha pasado.
Aquí continúa haciendo de las suyas, y en cada jornada no falta un motivo para que con solo su presencia el ambiente se torne alegre y parezca festivo.
Para ella no existe otra experiencia laboral, y para quienes la conocemos no cabe la posibilidad de llegar a su puesto de trabajo y no encontrarla.
“El periódico es mi vida. Aquí he pasado los mejores años y he recibido todo el apoyo que alguien puede esperar de sus compañeros.
“No me concibo trabajando en otro lugar. Creo que ser parte de este colectivo es lo mejor que me ha podido suceder, claro, deleitarme en pleno verano, sentada en el portal de mi casa, saboreando una cerveza, mientras observo a mi hijo trabajar en una de sus creaciones, es algo que no cambio por nada.”
* Entrevista publicada originalmente en el semanario Invasor, el sábado 1ro. de mayo de 2004.