Palabra empeñada
Huelgan los comentarios ante esta situación que afecta no solo a estos adultos mayores, sino a los vecinos de toda una mitad de la cuadra, como se decía en el escrito publicado anteriormente.
Huelgan los comentarios ante esta situación que afecta no solo a estos adultos mayores, sino a los vecinos de toda una mitad de la cuadra, como se decía en el escrito publicado anteriormente.
René Montoto López nos contaba: “En mi casa se respira un aire nauseabundo, pues resulta que al lado hay una fosa en la que desaguan cinco viviendas, que se bota indiscriminadamente”.
No siempre las personas designadas para atender a la población actúan con la sensibilidad, humanismo y profesionalidad exigidas.
La Constitución de la República de Cuba reconoce el derecho del acceso al agua y al saneamiento para todos, sustentado en políticas públicas y en la Ley de las Aguas Terrestres.
Una situación que merece atención y respuestas oportunas que le ponga fin a una incómoda problemática.
No debe dejarse para después lo que urge hacer hoy.
En esta Carta abierta se trata entender la necesidad de seguir buscando soluciones, ir aliviando todas las problemáticas que está enfrentando el país.
En palabras del Primer Ministro de la República de Cuba, Manuel Marrero Cruz, durante la reunión de balance del Sistema de Atención a la Población, efectuada en mayo pasado, “la atención a la población requiere de una alta responsabilidad, pero también de sensibilidad”.
Como portavoz de 36 vecinos, Yisel Cutiño Mendoza, residente en la calle Carlos Rodríguez, entre Abraham Delgado y Narciso López, en el municipio de Ciego de Ávila, escribe a Invasor para explicar la situación de insalubridad que están presentando.
Resulta necesario hacer más llevadera la vida de quienes, por las condiciones sociales, económicas, ambientales y políticas que vivimos, necesitan un buen funcionamiento físico y mental para seguir adelante en una sociedad cada vez más envejecida.
La inocuidad de los alimentos incluye que, al consumirlos, estos sean seguros; es decir, que durante cada proceso se apliquen medidas de higiene adecuadas que reduzcan el riesgo para la salud de los consumidores.
Bonifacio le exigía a la editorial “la devolución de los tres libros o en su lugar 250 hojas de papel, el valor en efectivo del tecleado de los tres libros y el valor de la impresión”.