Sabor añejo
No se trata de “palos porque bogas y palos porque no bogas”. Y lo digo por el título, utilizado en virtud de las fechas de publicación de las quejas que ahora reciben respuesta.
No se trata de “palos porque bogas y palos porque no bogas”. Y lo digo por el título, utilizado en virtud de las fechas de publicación de las quejas que ahora reciben respuesta.
Sucede, a veces, que un problema cambia de dueño, o sea de responsable, y, una simple sacudida de hombro lo ubica en los hombros de alguien más que, también, a partir de tal fecha es el nuevo responsable de darle solución.
Llegó el 18 de enero de 2022 una carta firmada por el director de Educación en Chambas, Eslier Matías Martínez, con fecha del 1ro. de abril de 2021, en la cual responde al caso de Dinora Hernández Fernández publicado aquí el pasado año. Hagamos el recuento.
De una y de otra porque dos son las respuestas a un mismo caso las que se publican en la edición de hoy. La primera, la contestación enviada por la Dirección Provincial de Salud, al texto ¿Cinco años? Sí, cinco años, que vio la luz aquí el 15 de enero último.
Tal vez sea un mal heredado de los tiempos en que la comunicación no era siquiera vista como una necesidad. Pero existe. Se resume, quizás, en una frase tan coloquial y populachera como discriminatoria: “La gente siempre se entera de todo”. Y puede tener alguna razón. Solo que “la gente” merece “enterarse de todo” en tiempo y forma.
Son 1 824 días, 1 824 noches. Y 1 824 pudiera multiplicarse hasta por tres si en cada uno de ellos, como suele suceder, se repitieran las situaciones que describe la remitente de la misiva.
Son 1 824 días, 1 824 noches. Y 1 824 pudiera multiplicarse hasta por tres si en cada uno de ellos, como suele suceder, se repitieran las situaciones que describe la remitente de la misiva de hoy, Damarys López Sosa, residente en la calle 7, No. 21, entre B y C, en el poblado violeteño de Pedro Ballester.
Primeros argumentos para conocer el caso: “(…) tengo una niña, Daimarys Yera López, que nació con una enfermedad monogenética con diagnóstico de Orina con olor a jarabe de arce, caso único existente en este país, que fue descubierto al año y medio de nacida, de manera retardada ya que es una enfermedad muy rara que se estima una incidencia de uno por cada 3 000 recién nacidos vivos.
“Tiene, además, Parálisis Cerebral Infantil (PCI) desde los 14 días de nacida; y epilepsia secundaria con secuelas muy profundas; y el dolor de una madre que tiene muchas inconformidades e inquietudes a las cuales nunca les han dado respuesta”.
Situación problémica otra: “Llevo más de cinco años pidiendo un sillón especial para ella o, tan siquiera, una silla de ruedas. Me he dirigido a mi Área de Salud, al Poder Popular, a la oficina de los trabajadores sociales… y nunca me han dado respuesta ni solución, ni cama ni colchón que, también, los requiere.
“Es una niña que tiene dieta restringida. Solamente puede comer viandas, vegetales y frutas. (…) en la tienda nunca le han priorizado esa alimentación y siempre he tenido que comprarla por la calle, y los precios están demasiado altos. A mí no me han dado chequera como madre cuidadora, la cual necesito mucho porque tengo que comprarle sus medicinas, aparte de las que recibe en el Pediátrico de Centro Habana, esas no me las cobran, pero, por ejemplo, hace más de cuatro meses que el médico me dice que el Anamix infantil no ha entrado al país y es el tratamiento básico para esa enfermedad.
“Ahora me cobran el módulo asignado a los postrados en 355.00 pesos, cuando antes no costaba nada. Realicé la solicitud de un teléfono que me es muy necesario para tener constante comunicación con el especialista y en casos de emergencia, y nada”.
Ante una situación como esta no son ni siquiera descartables los más de 400 días, contados a partir del 24 de marzo de 2020, en que se diagnosticó el primer caso de COVID-19 en nuestra provincia. Digo esto, porque, también, se ha vuelto casi norma que algunos justifiquen ineficiencias e irresponsabilidades bajo la sombra de la pandemia.
Que ha sucedido más de una vez. Pero, no arriemos las velas aún. Confiemos en que la solución llegará pronto. El reclamo de un caso como este, sin respuestas durante cinco años, exige no ser desoído (más).
El título que propusieron los remitentes de la misiva de hoy activó una alarma en este redactor (¿Máquina desechable o soldado de la primera fila?).
Carlos Valdivia Álvarez vive en calle Independencia, No. 129 Altos, entre Maceo y Simón Reyes, en pleno bulevar avileño, sitio restaurado en fecha tan reciente como el verano de este año.
Manifiesta Portal García en su carta: “En La Piñera, por más de 20 años, existen 27 casas que no cuentan con agua potable. Ese es un planteamiento de los electores en las asambleas y nada de solución.
En ocasiones he llegado a pensar que el huracán Irma estaba, desde 2017, confabulado con la COVID-19 para fastidiarnos la vida en extremo, y dejarnos lecciones que —también lo he pensado— tampoco hemos aprendido del todo.
Si uno intenta enviar una misiva y su intención se frustra se rompe la cadena comunicativa.
Rafael Joaquín Cervantes Cervantes, residente en Pasaje Arnaldo Ramírez, entre Margarita y Tejar, en Ciego de Ávila, ha transitado por “todos los canales correspondientes sin obviar ninguno”.