El proceso de unificación monetaria y cambiaria que iniciará en nueve días pretende eliminar una serie de distorsiones existentes en nuestra economía, además de establecer un entorno macroeconómico más transparente y estable, expresó en la Mesa Redonda de este lunes Rodrigo Malmierca Díaz, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, dos componentes fundamentales para el desarrollo de determinados sectores.
No es nuevo el papel que pueden jugar los flujos de capital extranjero para contribuir, eficazmente, a lograr los objetivos del desarrollo económico sostenible de la Isla. Que el capital extranjero genere efectos positivos hacia la industria nacional depende de que nuestros sectores y actividades priorizadas conquisten el interés de compañías foráneas y logren su confianza.
Y algo es muy cierto: Cuba necesita con urgencia esa contribución en la producción e industrialización de alimentos, el desarrollo de producciones industriales, para exportar y sustituir importaciones en las ramas Ligera, Química, Sideromecánica y Electrónica, el desarrollo de nuevas infraestructuras y la modernización de las existentes.
Lo primero siempre será, como insisten los más versados en el tema, ampliar y diversificar las exportaciones para que puedan beneficiarse los programas sociales acometidos por la Revolución.
Aunque hay que darle pita al largo carretel de la Tarea Ordenamiento, los beneficios se apreciarán en las entidades exportadoras con el nuevo tipo de cambio de 1.00 USD x 24.00 CUP. Antes del “día cero”, realmente, recibían un peso, y eso no estimulaba las exportaciones, dijo Malmierca Díaz.
• ¿Cómo influirá el ordenamiento monetario en la inversión extranjera?
También son importantes las inversiones extranjeras para desarrollar encadenamientos productivos en todas las direcciones, los que contribuyan a elevar la eficiencia de la cadena productiva. ¿Dónde? Esencialmente, en los sectores Agroalimentario, industrias en general, Energético —a partir de fuentes renovables y no renovables—, Minero, Transporte, Turismo —construcción de hoteles y campos de golf— e Industria azucarera.
En tal sentido, el encarecimiento de las importaciones “ayudará a que la inversión extranjera se encadene cada vez más con la economía nacional y pueda sustituir importaciones utilizando productos y servicios nacionales”.
No obstante, y lo recordó el titular del ramo, el mayor peligro de la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria es la inflación. “Las medidas antiinflacionarias a aplicar son para todos los entes económicos en el país, de ahí que la inversión extranjera también va a tener que aplicar medidas que intenten prevenir la inflación.”
De acuerdo con él, la inversión extranjera, hasta el momento, opera fundamentalmente en CUC, y a partir del ordenamiento habrá que revisar, en cada caso, el establecimiento de los precios en esos actores económicos. Multiplicar todos los precios por la nueva tasa de cambio llevaría a la inflación y se corre el riesgo de que se deterioren los indicadores de rentabilidad y de utilidad.
• Inversión extranjera, camino al ordenamiento.
Desde la aprobación y entrada en vigor del marco legal para la inversión extranjera en 2013, y como fruto de las acciones de promoción realizadas, se han generado muchos intereses de inversión en actividades y sectores.
Uno de los ejemplos, en Ciego de Ávila, es la primera Bioeléctrica construida en Cuba, en áreas aledañas al central Ciro Redondo, la cual mantiene un buen proceso de generación y de estabilidad luego de su sincronización definitiva con el Sistema Electroenergético Nacional.
La moderna planta, de tecnología china, con un valor de más de 180 millones de dólares y aporte de 60 megawatt/hora, asumirá el 50 por ciento de la electricidad que necesita la provincia, a partir del bagazo de la caña, el marabú y otras biomasas. Esta obra, una de las más significativas en el país, se incluye en la estrategia nacional para ampliar el uso de fuentes renovables de energía.
• Sincronizada a la red nacional primera bioeléctrica de Cuba.
Es un hecho alentador que, a pesar de las reforzadas presiones de Estados Unidos contra el país durante este 2020, se hayan concretado y mantenido varios negocios en espacios prometedores, tales como la Zona Especial de Desarrollo Mariel o esferas clave de la economía, como el Turismo. Igualmente, otros actores han comenzado a ganar espacio en la inversión extranjera en la Isla.
Frena el crecimiento de la inversión extranjera el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, con todas sus maliciosas regulaciones, que crean un efecto disuasivo sobre los posibles inversionistas extranjeros, “hambrientos” de negociar en Cuba.
Ese cerco se ha incrementado con las medidas de Donald Trump este 2020, para impedir la llegada de combustibles, reducir las remesas familiares y la aplicación, en su totalidad, del Título III de la Ley Helms-Burton, que permite activar las demandas de eventuales reclamantes contra inversionistas extranjeros con negocios establecidos, o que supuestamente trafican con propiedades nacionalizadas legítimamente por el Gobierno cubano.
Digamos, entonces, que el primero de enero comienza una nueva etapa de atracción, pues el país se ha propuesto apostar por nuevos sectores, que desde su experiencia y sus altas potencialidades pueden avanzar y conquistar otros mercados. Asegurar la entrada de capital, tecnología y conocimiento a través de los negocios, merece esta visión de ordenamiento.