Vivir de las colas
Pueden aparecer en los lugares más insólitos y estar inamovibles durante horas bajo el sol, el agua o las estrellas, porque también de madrugada hay que rectificar y verificar las caras.
Pueden aparecer en los lugares más insólitos y estar inamovibles durante horas bajo el sol, el agua o las estrellas, porque también de madrugada hay que rectificar y verificar las caras.
Biofertilizantes y abonos orgánicos tendrán que dejar de ser alternativas y convertirse en norma en Ciego de Ávila.
El contenido que se vierte en nuestras páginas es un modo de mirar a Ciego de Ávila, de sonsacarla, de elaborarla narrativamente, de transmitirla.
Están ahí, en muchos lados, en demasiados, haciendo sombras, entorpeciendo los caminos, frenando. Las trabas que emanan del mal trabajo de algunos nos acompañan más de lo que deberían.
Después de tanto, lo mínimo que podemos hacer es no negar la experiencia.
De los 28 restaurantes existentes en la cabecera, cuatro mantendrán cerradas sus puertas al público por reparaciones: Solaris, Colonial, La Cueva y el Flotante del Parque de la Ciudad.
En este contexto, en el que han vuelto a controlarse productos por la libreta y las colas resurgen, el Plan Jaba debería alejarse de ser en lo que se ha convertido en tantos casos: una suerte de manzana de la discordia.
No se trata de seguir enfatizando en la urgencia de producir más, sin reconsiderar, en su justa medida, la necesidad de relacionar sectores económicos eficientes.
Finalmente el municipio de Ciego de Ávila aplicó alternativas de venta de productos de primera necesidad que han demostrado ser eficientes.
Bien caliente va a ser este verano, con las temperaturas que se prometen, cuando acompañemos sombrillas y espejuelos con el obligatorio nasobuco.
Los coleros, los revendedores, los intermediarios y los especuladores, eslabones más o menos visibles de una larga cadena de etcéteras que combinan lo permitido con lo ilegal sin mayores tropiezos.
Cuando Invasor les ponía apellido a los puercos en Ciego de Ávila y decía que ni criollos ni de raza, sino jíbaros, probablemente 12 toneladas de carne deshuesada ya se estaban echando a perder en el frigorífico.