Agricultura en Ciego de Ávila: dar y recibir

Biofertilizantes y abonos orgánicos tendrán que dejar de ser alternativas y convertirse en norma en Ciego de Ávila.

Mal y rápido deberíamos decir que estamos descubriendo el agua tibia, pero bienvenida sea. El regreso a los biofertilizantes y los compuestos organominerales que vive hoy la Agricultura cubana recupera de un golpe, sin embargo, casi un siglo de prácticas agroecológicas que se defienden solas.

La historiografía sitúa la génesis del empleo de los biofertilizantes en la Isla a inicios del siglo XX, con la introducción del Rhizobium de cepas provenientes de Estados Unidos de América para el cultivo de leguminosas en la entonces Estación Central Agronómica de Cuba, actual Instituto Nacional de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (INIFAT).

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Tanto tiempo después, y aunque evidentemente no se trata de la misma cepa, los laboratorios del Departamento de Sanidad Vegetal de la Delegación Provincial de la Agricultura en Ciego de Ávila retomarán la producción de biofertilizantes a partir del Rhizobium, un tipo de bacterias capaces de fijar el nitrógeno atmosférico. Santos Ruiz Quintero, especialista de la Sección Agroquímica y de Nutrición de plantas del Departamento de Suelos, confía en la capacidad de estas “alternativas” que podrían haber llegado para quedarse… de una vez y por todas.

Así como han sido cíclicos los períodos de crisis económica que obligan a disminuir importaciones a falta de liquidez o por el arreciamiento del bloqueo (cuando no se unen las dos cosas), los biofertilizantes y los preparados organominerales vuelven a la palestra respaldados por la máxima dirección del país en su llamado a la soberanía alimentaria y nutricional

En buena medida la necesidad nos obliga, pero también, a estas alturas, varios proyectos agroecológicos y las experiencias consolidadas en fincas y centros de investigación han comprobado los tantísimos aportes de preparados como el Fitomás-E o la Agromena, más baratos y asequibles que la Urea o la fórmula completa NPK 9-13-17.

Santos Ruiz precisa que en la campaña de frío 2019-2020 solo se pudo garantizar los fertilizantes químicos a la papa y el arroz, en cambio en la actual siembra de primavera la asignación de recursos ha estado por debajo de la mitad. Con esas cifras la decisión es de sí o sí.

Los suelos, por otra parte, terminan pasando factura si no se les pone lo que llevan, aunque sea en dosis mínimas. En su mayoría ferralíticos rojos, si se explotan intensivamente y sin recursos se desbalancean los nutrientes, bajan los rendimientos y la calidad de los cultivos, y la tierra se muere.

Es lo que no puede permitir Yusbany Cárdenas Benítez, director general de la Empresa Agropecuaria Cubasoy, de cara a los compromisos de su entidad. Por eso supervisa, a pie de surco, la siembra de calabaza, comprobando que antes de poner la semilla se eche la composición de zeolita, humus de lombriz, cachaza y portadores de fósforo y potasio, conocida como Organomineral, que es lo que hay.

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De ese producto, explica Santos Ruiz, el Centro Comercial de Suministros de Primero de Enero ya ha elaborado unas 120 toneladas y otras 40 la Empresa Agropecuaria Arnaldo Ramírez; mientras en Morón y el municipio cabecera se acondicionan los lugares para comenzar a producirlo en breve.

En junio, directivos de la Empresa Agroindustrial de Granos Máximo Gómez dijeron a la Agencia Cubana de Noticias que, ante la falta de urea, los abonos orgánicos solubles como el Laibono, Codafol, CBFert y el Bayfolán sacarían la cara en la producción de arroz. Y si bien es cierto que los rendimientos sin Urea no serán los mismos, la cuenta que sacan los guajiros es que algo es mejor que nada.

No obstante, la agroecología ha demostrado que puede dejar de ser alternativa para convertirse en norma. Su “regreso” en pleno 2020 es la evidencia de que la Agricultura tiene que acelerar la transformación iniciada en los 90, combinando sistemas productivos diversos, desde los convencionales (que requerirán alta disponibilidad de recursos para cultivos priorizados), hasta los emergentes, dígase patios, parcelas y huertos, que garanticen alimentos en microescalas.

Cualquiera sea el sistema productivo, convendrá no olvidar la “filosofía” de vida del Rhizobium y su simbiosis perfecta con la raíz del frijol: si la tierra nos sirve, sirvamos a la tierra.


Comentarios  
# Barbaro Martinez 27-07-2020 13:00
En la década de " Oro " en los 80 de la economía en Cubita la Bella , teníamos más tractores ,se utilizaba más combustible y fertilizantes en la Agricultura que la República Dominicana y nuestras producciones eran menor .
Hay que ir a la agricultura intensiva ,y no a la extensiva . Hay que aumentar la cantidad de tierras en manos particulares y crear incentivos para la producción .No se trata de que todo el mundo siembre ,hay que otorgar los recursos a los de mayor productividad y eliminar aquellas empresas que tienen pérdidas
Ahh y si no se resuelve el mal de años del pago a los campesinos ,la mayor parte de la producción irá a parar al mercado subterráneo.
No se pueden gastar recursos para tirarlos en la cuneta
Me viene a la mente los millones de postura y salarios gastados en la reforestación . Si tan solo se hubiera logrado el 25 % de lo plantado ,tendríamos más bosques que en el Amazonas

Brmh
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