Las terrazas y los garajes son las construcciones más comunes aledañas a los edificios. Fotos: Cortesía de Dirección Provincial de Planificación Física El rebrote que tanto asusta, hablando en términos de salud, también se extiende por diversos sectores con una equivalencia a procesos que afectaron el adecuado desempeño en determinada etapa, fueron contenidos, pero tiempo después, resurgen como el ave fénix.
Los edificios multifamiliares son un ejemplo evidente si de ilegalidades constructivas se trata, por diversas razones.
Es cierto que no todos han tenido la atención requerida cuando las averías afloran con grietas en paredes y techos, tupiciones, filtraciones, dificultades con el abasto de agua…
Al crecimiento de las familias también se le debe parte del incremento de hechos que atentan contra el óptimo estado de los inmuebles. Un apartamento es la solución ideal para cualquier familia, pero luego llegan hijos, yernos, nueras, nietos…, y lo que empezó como un nido de amor, en menos de dos décadas se convierte en una especie de albergue con el hacinamiento convertido en jefe de núcleo.
Cuando las familias crecen por encima de lo previsto, es obvio que el deterioro aumenta más que las soluciones a cargo de las entidades responsabilizadas de la conservación. Justo ahí aparecen o se incrementan las innovaciones, unas para bien, pero, otras, en total contraposición al sentido común y a los reglamentos.
Historias todavía recientes en nuestros medios de prensa refieren que la erradicación de ilegalidades en los edificios multifamiliares comenzó por el municipio santiaguero de Segundo Frente, en el año 2007, lo cual se extendió por el país.
Ya en el 2012 existían varios territorios de referencia en esas acciones controladoras, entre ellos Ciego de Ávila, que marcaba el liderazgo, con Venezuela, Bolivia, Chambas y Baraguá libres de ilegalidades. De hecho, en los municipios ese panorama muestra estabilidad; no así en Morón y la capital provincial, donde persisten irregularidades de peso.
Rosa Amparo Bernal Bernal, jefa del Departamento de Control Territorial en la Dirección Provincial de Planificación Física, explicó a Invasor que existe un plan integral para el enfrentamiento a las ilegalidades tanto a personas naturales como jurídicas, y a partir de esa concepción desarrollan los programas anuales para eliminar lo que no debió surgir, con énfasis en los edificios.
Las acciones fundamentales en lo que va de año indican que en Morón se rebasa la cifra de 53 soluciones, de 99 que deben resolverse este año, mientras en el municipio cabecera se llega a 76, de 129 ilegalidades que deben desaparecer.
Detrás de cada inmueble pueden abundar las sorpresasEntre las situaciones más comunes detectadas por los inspectores están el no respeto al diseño original de los edificios mediante remodelaciones, ampliaciones y construcciones adosadas, que afectan la imagen original; existe, además, la apertura de vanos hacia el exterior para colocar puertas y ventanas.
Otras ilegalidades afectan las áreas definidas para instalaciones de servicio y espacios públicos como jardines, parques o áreas de juego y la franja de tres metros en torno a los edificios, que solo puede ocuparse por la jardinería ya que en ella se localizan las redes técnicas y el espacio debe estar libre para reparaciones y mantenimientos.
Lo más preocupante de las indisciplinas radica en la construcción de terrazas, talleres y garajes mal concebidos por afectar el área común, tema de mucha polémica por la falta de locales para la adecuada protección de los medios de transporte.
Algo que se ve poco en la provincia, aunque se dan casos, son las ampliaciones para diversos usos, entre ellos, cuartos, baños, lavaderos, espacios habilitados para criar cerdos, conejos, gallinas y palomas, que contravienen el Decreto 272, que data del 20 de febrero de 2001, en materia de ordenamiento territorial y urbanístico.
Si bien los que incurren en las citadas infracciones pueden ser multados y deben demoler lo que hicieron, como ha acontecido recientemente en edificios moronenses y del reparto 24 de Febrero en la capital avileña, es obvio que los vecindarios implicados requieren de una atención y orientación más específicas.
Con la misma fuerza con que deben cumplirse los reglamentos, es oportuno activar las funciones de los consejos de vecinos y los Comités de Defensa de la Revolución para que las personas se informen de sus deberes y derechos.
Los espacios comunes, como lo indica la frase, pertenecen a todos, de ahí que cada residente tiene su responsabilidad y el derecho de dar ideas para que sus respectivos locales tengan un óptimo aprovechamiento sin afectar lo reglamentado.
En la misma medida en que se le ponga coto a la indisciplina, valdría la pena que aconteciera un rebrote de las buenas prácticas, basadas en la organización y limpieza de estos lugares, que perfectamente pueden utilizarse para algunas labores domésticas, la recreación de niños y jóvenes, el funcionamiento de círculos de abuelos, en fin, de todo lo que pueda emanar del gran caudal imaginativo de la población.
Interesante tema, sobre todo si se analizara de forma más integral.
Por ejemplo eso de las terrazas y demás quizás esté muy bien desde el punto de vista legal y todo eso pero desde el punto de vista práctico, simplemente al de abajo probablemente se lo coma el churre (de cosas que vierten desde arriba, jabitas de nylon, etc) y la propia hierba, y eso pasa porque la atención a las áreas comunes que debería ser objeto de cuidado tanto por comunales como por los miembros del edificio (porque en definitiva, al final para eso son espacios comunes) pero ocurre que su mantenimiento actualmente está en terreno de nadie y pasa que simplemente afecta únicamente a quien vive debajo, así que como bien dije, un análisis integral fuera muy bueno porque en eso lo legal y lo moral no van muy de la mano.
Veo más violento todavía lo de la cría de cerdos en perímetro urbano, porque ese es un mal bastante endémico de Cuba por diversas razones, y que se tolera a perpetuidad, a ojos vista, en nombre de la situación alimentaria y todo eso y realmente no todo el mundo actúa responsablemente; he visto personas que pudieran hacerlo pero hay otros que no y en eso de la criadera, hace falta agua para lavar los corrales. Legalmente no solo desde el 2000, pues parece que existía regulación al respecto incluso desde 1982, hace 38 años (Decreto Ley 110) ¿se cumple?.
Respecto a caballos y eso, en Micro C y Micro A por ejemplo los he visto pastando en áreas cercanas a los edificios.
Finalmente, quisiera culminar mi comentario diciendo que las normas de convivencia son para que teóricamente hablando, TODOS la cumpliesen y acatasen, no solo los habitantes de un edificio multifamiliar.. ¿qué tal anda ese componente de nuestra sociedad?.