Nurkia: en La Gloria permanecen sus memorias

Francisco y NurkiaCortesía de la entrevistada Muy adentro del municipio avileño de Majagua, en un batey llamado La Gloria, nació Nurkia Torres Hidalgo, la encargada de decorar la piel, el pelo y las cejas de varios rostros cotidianos de la Televisión Cubana, entre ellos el del Doctor Francisco Durán García, quien cada jornada pone semblante a la situación y mantiene al pueblo informado sobre el curso de la pandemia en Cuba y el mundo.

Ella recuerda con orgullo, vía WhatsApp, que sus apellidos son su mejor herencia, ambos destacados por sus aportes e integración, de seres humildes y grandes sentimientos. Imposible olvidar esas raíces, todo lo contrario a ese refrán que indica que “con la gloria, se olvidan las memorias”. En este caso, mejor dicho, en La Gloria permanecen sus memorias.

“Cursé la primaria en La Gloria y en Guayacanes (becada), la secundaria en la cabecera municipal y, después, estudié en el Instituto Tecnológico Ramón Paz Borroto, de Venezuela. Culmino mis estudios preuniversitarios en La Habana, incorporándome posteriormente a cursos de la Federación de Mujeres Cubanas, como los de peluquería.”

Comenzó a trabajar en el Instituto de Belleza, vinculado al Estado, como peluquera y manicura. Por su desempeño, fue seleccionada para estudiar en la Escuela Internacional de Belleza “Bella Caribe”, durante seis años, y se graduó con Título de Oro. Después impartió clases en la propia institución por alrededor de tres calendarios, oportunidad que le permitió participar en disímiles eventos internacionales, talleres y seminarios, con premios y menciones.

Cuenta Torres Hidalgo que, a inicios de la década del ´90 del pasado siglo, visitó a su familia de la capital y conoció allí el amor, por lo que la muchacha de 16 años, majagüense siempre, es desde ese entonces una avileña ausente. Aunque, esta mujer de 46, grita a los cuatro vientos de dónde proviene, y eso la glorifica.

“Trabajando aún en Bella Caribe llega la noticia de unos cursos que se habilitaron en el departamento de maquillaje perteneciente al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), gestioné y logré el sueño de ocupar una plaza”, narra Nurkia, quien saborea la satisfacción dimanante del deseo cumplido.

“Desde hace seis años me ha tocado trabajar duro. Cuando la COVID-19 entró a Cuba en marzo pasado ya estaba laborando en el Sistema Informativo y ahí me he mantenido. De enero a la fecha he tenido el grandísimo honor de conocer y ocuparme de personalidades de la Cultura, el Deporte y el Gobierno, por ejemplo, como el propio Doctor Durán, siempre extremando las medidas en el trabajo y en la casa.” Cuidarse y cuidar a los demás, si bien se trata de las personas que, día a día, informan al pueblo.

 nurkia Mantener la imagen de otros, como si fuera la suya, y ella lo escribe con mayúscula, es “COMPROMISO y GRAN RESPONSABILIDAD”. Así lo vive y así lo siente, insiste. “Después viene la mejor parte: la satisfacción cuando todos han quedado complacidos.”

Fuera de la gran familia del ICRT, “tengo un esposo especial, que labora como jurista, dos hijos maravillosos, que son mi razón de ser. El mayor, de 22 años, estudia Licenciatura en Turismo; y el otro, de 16, en los Camilitos, acá en La Habana. También están mi hermano y mis sobrinos, con los cuales mantengo estrechos vínculos.

“En estos momentos estoy en RTV Comercial, donde realizo un programa, lunes y viernes, que se llama Sacando Cuentas, con el periodista de temas económicos Ariel Terrero, además vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba y director del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Además, en casa tengo un salón profesional, que juega con mi tiempo, que es poco”.

Nurkia resume su vida en familia y trabajo. “Siempre estoy a la expectativa, para seguir superándome, pues nuevas tendencias se imponen. Y ese es mi mundo, el de la Belleza”, concluye. Mientras busco cómo maquillar este puñado de párrafos, ella considera que “una buena imagen vale más que mil palabras”.

La sencillez y la entrega, a pesar de luchar contra una enfermedad que no entiende de rostros retocados, son los cosméticos que utiliza para ataviar su diarismo, alegre por los pasillos del ICRT, las calles de La Habana y los terraplenes de La Gloria, donde, insisto, permanecen sus memorias.


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