Irreverente desafío
El agua no entiende mucho de orden cuando la Naturaleza o el propio hombre le desordenan su paso.
El agua no entiende mucho de orden cuando la Naturaleza o el propio hombre le desordenan su paso.
Año tras año, sin embargo, y lugar tras lugar, parece cobrar vida, mediante la muerte, aquel viejo proverbio, sentenciador de que “nadie escarmienta por cabeza ajena”.
De tal suerte que el cometido de preparar y ocupar jóvenes en cargos de dirección, aunque no es la tarea de un instante, se convierte hoy en fin estratégico.
Los números oficiales en Cuba hablan de unos 2 000 menores víctimas de violaciones, ultrajes y corrupción cada año entre 2013 y 2016.
Es que la juventud ha estado siempre “perdida”.
De Martí y Fidel aprendimos a no odiar. Mucho menos a desear o a celebrar la muerte, aunque ni con ella paguen su impagable deuda con la humanidad quienes más han lastimado sus latidos.
Ha transcurrido más de un mes desde que, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez asumió, la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros.
Aquel suceso que alguna vez creímos un acto cruel y despiadado, llegará a parecernos totalmente normal.
Azuzado por la no terminación de su casa, el hombre irrumpió ante la comitiva del Grupo Temporal de Trabajo y, en forma totalmente descompuesta, planteó sus inconformidades.
“Mamá, me vacunaron en la escuela”, la frase en boca de un niño o adolescente con frecuencia sorprende a los progenitores en casa.
Sindicatos como el de la Cultura y el de Civiles de la Defensa, se aproximan al cumplimiento de la cantidad que se han propuesto poner en banco antes de diciembre.
“No somos tan pobrecitos que no podamos garantizar un mínimo de condiciones: un poco de pintura, repello para las paredes, tanques para almacenar el agua”.