Antes de decretada la suspensión de las clases en 75 de las 90 escuelas de todas las enseñanzas pertenecientes al municipio de Ciego de Ávila, y mientras despuntaban los números de los rebrotes de COVID-19 en la ciudad, habían dos grupos de personas opinando respecto a si era o no prudente reiniciar el curso escolar 2019-2020: quienes se oponían y quienes confiaban.
Las redes sociales en Internet sirvieron de plataforma a unos y a otros para exponer sus criterios; también fue ese el escenario donde medios de comunicación extraoficiales alimentaron las dudas, aun, cuando gran parte de la información no era respaldada por la opinión de varias fuentes y sí por usuarios de Facebook que pedían el cierre de las instituciones porque “nuestros niños están en peligro”, comentaban.
Como respuesta, un internauta escribió: “(…) parece que soy el único loco que no mandó a su niño a la escuela, en su aula él es el único que falta y por mi locura e irresponsabilidad va a perder dos cursos, (…) lo único que quisiera es que cuando todo esto pase, mi niño esté a mi lado para perdonarme”.
Agregaba otra persona: “ya somos dos locos, me pasó igual. Lo más triste es que nos miran como bichos raros”.
La foto que acompañaba la publicación y los comentarios mostraba a seis niños, dos de ellos sin nasobuco, sentados por pares a las mesas, lo cual provocó la indignación de otras personas, al punto de enjuiciar la falta de percepción de riesgo en el aula, así como la reprochable actitud de la maestra al tomar la foto, porque ya no se permitía la entrada de personal ajeno a las escuelas, así pues, la imagen solo podía haberla hecho ella, decían.
Un total de 23 comentarios generó el escrito, casi todos apoyando la idea de que nuestras escuelas no eran seguras. Solo una persona residente en La Habana se lamentaba por la imposibilidad de la reapertura de las aulas en la capital.
Tal vez usted no comprenda qué quiero decirle con todo lo anterior, por eso se lo explico. Primero, la publicación antes mencionada excluyó la posibilidad de citar a directivos o profesores con la intención de aclarar cuál era la realidad de los centros educacionales. Segundo, el autor de la nota empleó una foto tomada de Internet, de las primeras semanas de la pandemia en Cuba, cuando no eran obligatorios el uso del nasobuco ni el distanciamiento de uno y medio metros entre estudiantes.
Tercero, deja muy mal parados a nuestros maestros y maestras, pues bien se sabe que toda la responsabilidad de cuanto sucede en las aulas recae sobre ellos.
Cuarto y lo más preocupante, alumnos sin asistir a clases bajo la responsabilidad de sus padres, lo cual resulta comprensible hasta que empezamos a preguntarnos si todos los progenitores garantizan la permanencia de sus hijos en las casas, sin salir a la calle para no contagiarse, si se recuperan los contenidos del día o si el autoestudio tiene un espacio en el horario de los escolares.
Solo hasta ese punto pienso en la frase de mi vecina de “lo prefiero analfabeto, pero vivo” y me alarma la falta de confianza de muchos avileños en nuestro sistema de Educación.
Para reiniciar el período lectivo, trabajadores de Salud Pública debieron certificar a los centros, comprobar la existencia de pasos podálicos, del suficiente hipoclorito de sodio para el lavado de las manos, la disponibilidad de agua potable, la separación de los puestos de estudio, entre otros factores que, según Osvaldo Ivañez González, director provincial de Salud, son imprescindibles en la nueva normalidad.
Osvaldo Ivañez González, director provincial de salud en #CiegodeÁvila habla sobre las medidas higiénico-sanitarias en...
Posted by Periódico Invasor on Tuesday, September 1, 2020
El primero de septiembre, esta periodista fue testigo del accionar del personal docente de la secundaria básica urbana José Martí ante un adolescente con sintomatología. Este debió salir del aula y esperar por la llegada del familiar, al que fue entregado por uno de los profesores, porque, lo que antes considerábamos un simple catarro, hoy es un catalizador para la propagación de otras enfermedades.
•Conozca cómo fue la reapertura de las instituciones avileñas.
Una semana después, las puertas de las instituciones debieron cerrarse teniendo en cuenta las cifras de casos positivos reportadas en Ciego de Ávila cada jornada. Pero, antes de que ello sucediera, ¿qué hicimos todos para evitar la propagación del coronavirus en las escuelas?, ¿les exigimos a nuestros hijos el lavado de las manos antes de entrar o nos hicimos los de la vista gorda porque venían de la casa y allá nadie está enfermo?
¿Cuántas veces les explicamos sobre la necesidad de no aglomerarse, de usar bien el nasobuco y cambiarlo cada tres horas?, ¿cuántos padres, madres, tías, hermanos, contribuyeron con la organización a la entrada? ¿Quiénes confiaron en la llegada oportuna de las medidas?
CONFÍO EN TI MAESTRA Ayer muchos padres avileños y avileñas me llamaban y preguntaban qué hacer con relación a la...
Posted by Yeline Ruiz Betancourt on Friday, September 4, 2020
Les confieso que, en todo este tiempo, leí varias publicaciones en tono ofensivo criticando la decisión de retomar las clases en el noveno mes del año y, en comparación, otras poquísimas o casi nulas exponían los rostros de los negligentes.
Sirva el retorno a la fase 1 de la recuperación, de la ciudad de Ciego de Ávila, para terminar lo inconcluso, para compartir en casa con la familia cercana, también, para denunciar lo incorrecto en redes sociales y para confiar en que la salud de nuestros estudiantes será siempre la prioridad.
Les saluda un tunero desde el corazón del África Central, República de Chad!
#fuerzascuba#fuerzasCiegodeAvila!!