Lenna, la música y el deber
16 años son una vida, y ya la profe Lennabel ha tenido dos. Hay momentos en que se abren encrucijadas del amor frente a la gente buena. Ella nos cuenta de la suya.
16 años son una vida, y ya la profe Lennabel ha tenido dos. Hay momentos en que se abren encrucijadas del amor frente a la gente buena. Ella nos cuenta de la suya.
La Escuela Elemental de Arte Ñola Sahíg Saínz ha crecido en edad y matrícula, pero no siempre ha tenido el empuje y apoyo para ser lo que debiera: el más importante (y el único) centro de formación artística en Ciego de Ávila.
A Ciego de Ávila le nació una escuela donde antes había estado un cuartel y, por ahí, si se quiere, comienza la magia de la Ñola Sahíg Saínz, ese lugar de tejas de barro, puntal alto y carpintería monumental, “adosado” a un extremo de la ciudad, que ha sido, por años, un recodo feliz para la enseñanza artística.
Las artes visuales en Ciego de Ávila desde hace rato se mueven sobre la fina línea de la resistencia. Algunos desistieron de los salones, otros exhiben fuera del terruño y muchos asumieron las ventas al turismo como tabla de salvación. Nos preocupan los que no han encontrado su sitio.
En Cuba, de acuerdo con las concepciones que signaron el tipo de trabajo y estructura del Ministerio de Cultura en la atención a las artes plásticas, se concibió el tratamiento que recibiría esta manifestación.
Quien tenga la idea de que hacer cerámica es apenas “vaciar” en un molde y cocer el arte, debería conocer a Roberto Ávila. Las manos son más sabias de lo que parece.
La tierra aún no lo sabe. No hay jubileo en enero de 1925, cuando ve la luz del mundo Raúl Corrales Fornos, más del que suscita un nacimiento en sí. El orgullo vendría después. Cuando esos ojos, que vieron tan distinto al resto, se sabían avileños.
La nueva edición del Suplemento Cultural de Invasor echa sal sobre las heridas del patrimonio edificado de la ciudad de Ciego de Ávila con la intención de ayudarlas a sanar.
Para que el deterioro y las violaciones urbanísticas y patrimoniales no consuman la luz de la ciudad de Ciego de Ávila, hay trecho por recorrer. Por momentos, parece que vamos a la inversa.