Matanzas, a la hora de la verdad
Matanzas duele profundo por estos días. Duele más donde ahora las llamas ceden y dejan ver un panorama desolador, bajo la nube de humo que trastrocó el acostumbrado azul en triste gris, en las familias que perdieron a sus hijos sin poder decir adiós y en las que esperan por buenas noticias en la sala de un hospital.







