Cortesía de DioslayneSe armó el fandango: Felicidades Dioslayne en tu día, que lo pases con sana alegría, muchos años de paz y armonía (…). Y siendo joven cubana, con un corazón en forma de caimán, con un “caimán” que la lleva en su corazón, no dudo que lo pase con sana alegría ni que vengan, como han venido, muchos años de paz y armonía.
Vuelven a mamá Yuadelín, abuela Xiomara, abuelo Marcelo —desde el cielo—… los recuerdos de un parto, de una crianza, incluso, de una malcriadez que mereció el mejor regaño y luego el más traqueado beso. Se revuelven los instantes más naturales de una familia cubana.
Ella, la de apenas dos décadas de vida, llegó al mundo el mismo día en que este mundo, desde 1948, habla de Derechos Humanos, pero con la suerte de haber nacido en Cuba, donde uno se da cuenta que habita, como se dice en buen cubano, en “otro mundo”.
Y allí, donde se armó el bullicio, también está Nayely, pequeña de dos y medio años, retoño de Dioslayne, nacida en el año en que el país logró una tasa de mortalidad infantil de 4,0 por cada mil nacidos, la más baja de su historia.
La niña, apasionada, repite: “¡Fecidaeeee!”, en su incipiente idioma, el que un día, con toda seguridad, integrará esos índices de escolarización y alfabetización que rondan el ciento por ciento. Formará parte de la construcción de una sociedad cada vez más libre, democrática, participativa, justa y solidaria, en la que todos los seres humanos valen, todas las vidas cuentan.
La joven trabajadora del restaurante Casa del Azucarero, de la comunidad de Orlando González, no anda hablando de estos temas de Derechos Humanos; sin embargo, puede, fácilmente, hablarte sobre cómo es bien cuidada su hija en el círculo infantil Mambises del siglo XX, incluida en los un millón 750 000 estudiantes que el pasado 3 de septiembre comenzaron su curso escolar.
Dialoga, con otras palabras, claro está, sobre cómo se defiende la identidad racial y de género, y cómo las creencias religiosas no constituyen una limitación a la igualdad, o causa preocupante de estigmatización o discriminación.
Incluso, espera vivir 76 años o más, número que marca un importante logro. Sabe, además, que el tema de los derechos humanos en Cuba ha sido “desacreditado” por las agresiones y acusaciones externas, que han tratado de imponerse a nuestro proyecto social, manipulando la realidad de un pueblo, fruto de esa relación entre lo que marca la ley y lo que ocurre en la práctica.
Ella disfruta su derecho a un ambiente escolar sano y seguro Dioslayne conoce de las vacunas que aseguran su salud y la de la niña, aunque no maneja cifras. Sin dudas, es algo natural, del día a día. Sucede que la mayor de las Antillas eliminó 14 enfermedades infecciosas y logró que otras nueve no constituyan un problema.
En mayo de 2018, Cuba se sometió en Ginebra, por tercera vez (2009 y 2013), al Examen Periódico Universal de Derechos Humanos, en el que fue reconocida por su ejecutoria, que incluye la firma y ratificación de 44 de los 61 instrumentos internacionales de la materia.
Paradójicamente, Estados Unidos muestra una dudosa ejecutoria en la materia, para lo que bastaría analizar que apenas es parte de 18 de los 61 instrumentos internacionales que los rigen.
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Entonces, la joven recuerda los golpes de Estado, las balas de militares contra civiles, manifestantes con parches en los ojos, víctimas de daños oculares, los disparos contra los buenos proyectos de los pueblos. Entonces, repasa a Chile, Colombia, Bolivia y Haití, y agradece la sana alegría, la paz y la armonía con que celebra su onomástico.