Milaida Martín Suárez espera concluir su gestión en la Oficina de Trámites de la Dirección Municipal de Planificación Física —en calle Libertad, entre Marcial Gómez y Abraham Delgado, en la ciudad de Ciego de Ávila—, a lo que se añade la falta de buen trato que merece como cliente. Ella, residente en calle 11, número 32 A, entre Independencia y Libertad, reparto Vista Alegre, en la cabecera provincial, busca ocupar una azotea para construir, con materiales en mano, pero la burocracia, reforzada con la presencia de la COVID-19, le ha atrasado casi un año.
No pocos avileños “chocan” con aquellos que responden con una sonrisa burlesca y fomentan el pesimismo ante las instituciones. “Eso no es tan fácil” o “me estoy jugando el puesto si violo lo establecido”, refieren servidores públicos; explicando, además, cuánto tendría que esperarse entre unos y otros pasos, sin contar las rectificaciones o aclaraciones que carga algo mal hecho por cualquiera de las partes.
Tal parece que solicitar o renovar algún escrito es un “pasadía” casi obligado. Lleva papeles —en lo que se digitalizan y cargan a la base los datos, vía que falla no pocas veces— cuando nace un niño o alguien necesita actualizar la relación de consumidores en su libreta de abastecimientos, entre otros tantos procesos que nos ponen en varias colas, donde, en más de una ocasión, “hacen zafra” los coleros con la venta de turnos.
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— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) March 1, 2020
¿No ha escuchado hablar de una persona que acudió a oficinas distintas donde le pidieron documentos diferentes y, cuando los reunió todos, se los rechazaron porque se habían vencido los primeros? Tan incómodo es el papeleo como el peloteo para legalizar una casa, recibir una herencia o certificar un documento. Hasta un cuño o una firma (para actualizar la documentación como trabajador por cuenta propia, por ejemplo) quita el sueño.
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“Estamos ya en enero y no he terminado los trámites; pierdo días de trabajar para ir a ver cómo anda la cosa”, agrega Milaida, mientras deja claro el costo en tiempo para la persona y los impactos que genera esa pérdida sobre la dinámica social y económica de una provincia. Por otro lado, y no es el caso de Martín Suárez, está el componente inmoral, pues se sabe que a cada paso aumentan los gastos en regalos para saltar los escollos.
Hablamos de un desfavorable accionar que, incluso, suele disfrazarse, sin que podamos advertirlo. Puede suceder que un directivo, funcionario o empleado convierta lo que es su responsabilidad en un entramado de dificultades. La negativa o trabas a las soluciones es parte de la burocracia y, para evitarla, se necesita prescindir de papeles innecesarios, pues, a veces, buscando más respaldo documental, se cae en excesos.
Resulta también preocupante la demasía de informes y documentos que se solicitan de un nivel a otro, mecanismos que agobian a los implicados de cualquier entidad. Imagine tener que redactar o reenviar un informe porque, de visita a visita, de mano en mano, se indica cambiar dos o tres palabras. Esta deformación ha sido condenada por el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Pero el malestar sobrepasa un trámite. Lo que las autoridades han vaticinado como servicio de minutos, ha multiplicado sus duraciones y entuertos; y la gente, ante la indolencia, y desconfiada, va a “revolicarse” en Facebook.
Y la Constitución de la República de Cuba es lo suficientemente clara en cuanto a los fundamentos políticos y principios fundamentales de nuestro Estado socialista de derecho. Según su artículo 10: “Los órganos del Estado, sus directivos, funcionarios y empleados están obligados a respetar, atender y dar respuesta al pueblo, mantener estrechos vínculos con este y someterse a su control, en las formas establecidas en la Constitución y las leyes”. Es ella espada y escudo.
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Donde quiera que vayas, la burrocracia (escrita con "rr" intencionalmente) hace acto de presencia y en lo que a mi respecta, no creo que sea necesariamente para hacerse eco de la legalidad; a veces es todo lo contrario. Casos hay, donde te encuentras todo un trámite enormemente enrarecido, gracias a un descomunal "escudo de papel" para irónicamente... ser ilegal al final.
Legalidad sería actuar con apego a las normas que rigen una actividad, y a veces se confunde con tener 150 papeles llenos de firmas con cuños y 30 sellos de timbre.
Algunos entendidos en el tema, definen a la burocracia como "el arte de convertir lo fácil en difícil por medio de lo inútil".
No he realizado ninguna encuesta al respecto, pero seguro estoy que si se realizara, respecto a donde hay más burocracia, creo que saldrían como punteros Planificación Física y la Vivienda.