Exámenes difíciles

No solo la tormenta tropical Elsa somete a prueba a los habitantes de Ciego de Ávila.

A Elsa, el evento meteorológico que nos ha puesto en tensión desde el fin de semana y hasta hoy lunes, la inoportunidad le llega como traje con medida justa por razones que asedian al cubano: dificultades con la generación de energía eléctrica, escasez de alimentos, necesidad de producir más, el mar y otros componentes naturales bastante revueltos.

No se trata de que los fenómenos anteriores llegaran en mejores tiempos para afrontar sus posibles efectos, sino que el asedio de la tormenta de turno aparece acompañado por una pandemia de impredecibles consecuencias para la humanidad, tónica que debe prevalecer para los meteoros de esta temporada.

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Cuba, que ha arreciado en cuanto a controles para reducir la posibilidad de contagios con la COVID-19, lleva un año con panoramas muy adversos con respecto al desdichado 2020, periodo del cual se habló hasta la saciedad como el peor, sin imaginar que el 2021 no va siendo nada halagüeño, a pesar de los avances con diversas vacunas en el planeta y las propuestas por Cuba, que paso a paso deben mejorar el panorama.

Por suerte, para Ciego de Ávila los efectos de Elsa no son los más adversos y su presencia constituye, en materia de defensa civil, un ejercicio práctico de cómo hacerlo todo para proteger a la población y los recursos.

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Sin embargo, en cuanto a la pandemia, los niveles de contagio se mantienen elevados con una cifra centenaria este lunes, y aterradores números en otras provincias como Matanzas, con más de 700, experiencias que debemos tener presentes porque en breves periodos el panorama epidemiológico de cualquier región puede complicarse de forma inusitada.

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La vida nos está sometiendo a difíciles exámenes, los que estamos urgidos de resolver con precisión meridiana porque en ello nos va el futuro.

Hoy los avileños despedimos a Elsa, pero ello no implica que salgamos ilesos. La masa de nublados que la acompaña todavía puede ocasionar estragos y las familias con mayores vulnerabilidades siempre están a expensas de que sus viviendas puedan ser dañadas.

A todo se suman los riesgos de la COVID-19, que pueden convertirse en cómplices para que las estadísticas no se reduzcan en los siguientes días, y ahí es donde recae la responsabilidad en cada familia, cuyos miembros, sobre todo los mayores, deben reforzar la exigencia y el ejemplo de buenas prácticas.

La visita de las lluvias resulta un elemento favorable para las tierras que tanto las necesitan, el manto freático, la preservación de los bosques y el alivio del calor, por citar algunas ventajas, pero cuidado con los descuidos. Si nos mojamos se incrementan los riesgos de enfermedades respiratorias agudas, la situación de los asmáticos suele tornarse más compleja, más por la prolongada carencia de medicamentos.

Nos toca prevenir, evitar males mayores para la economía estatal y la familiar. Tratemos a toda costa de que la imprudencia no gane espacio en días tan adversos. Todavía la temporada ciclónica es joven, las escenas de estas jornadas pueden repetirse y la alternativa se resume en el eslogan que identifica a la Defensa Civil cubana: Preparados y alertas. 


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