La delgada línea de lo tolerable
Existen situaciones que ubican al ser humano en esa llamada “línea delgada” que, tomándola como centro, de un lado sitúa a la reflexión, la concordia; y del otro, a la desesperación e, incluso, a la apatía.
Existen situaciones que ubican al ser humano en esa llamada “línea delgada” que, tomándola como centro, de un lado sitúa a la reflexión, la concordia; y del otro, a la desesperación e, incluso, a la apatía.
“No hay grito de dolor que en lo futuro no tenga al fin por eco una alegría.”
Es como algo que va quedando, poco a poco, en el subconsciente colectivo: dar por sentado que los demás conocen las interioridades de una entidad determinada, o exigirles “suponer” cuando lo ideal sería explicar, dar argumentos, convencer, comunicar.
Pensé por mucho rato en un párrafo introductorio, sin embargo, en virtud del espacio, mejor contar lo que describe Leonardo Batista Gutiérrez, residente en calle Eduardo Mármol No. 105 altos, entre Martí y Narciso López, en la ciudad de Ciego de Ávila.
“No hay solución inmediata”; “se aprobarán subsidios (…) y ellos serán priorizados”; “no, todavía nada” o “no fueron afectados por el huracán Irma”.
“La vivienda no es solo un bien inmobiliario, es, también, una forma de consolidación espiritual”