Con permiso de la Academia, y suyo por supuesto, esta vez voy a comenzar por lo que pensé que debía ser el final de esta publicación: la solución no ha llegado porque no ha existido una proyección institucional; y los responsables de darle fin a este caso solo han respondido con el silencio. ¿Contestarán ahora, con la solución, al conflicto de estas dos remitentes?
Se trata de la carta publicada en esta sección el 28 de septiembre último, bajo el título Dentro del límite, y enviada por Isabel Cristina Cepero, en la cual explicaba su situación en relación con un litigio por una porción de un terreno que, según ella, ocupa ahora, de manera ilegal, la ciudadana Iriannys Díaz Echemendía.
Y no se hizo esperar la reacción de Iriannys, quien confirma que Isabel Cristina es apoderada de su sobrina, residente en los Estados Unidos desde niña, “quedando así por testamento para adjudicarse el inmueble por ser la heredera del señor Marcos Rojas, propietario de la vivienda arrimada al kiosco, construido por mí con la autorización de Planificación Física, teniendo solo acceso por su portal por consentimiento del mismo fallecido —el señor Rojas—.
“Quedando como heredera de la vivienda se cree con derecho sobre el kiosco, que no se hereda por la razón de que son autorizados por Planificación Física siempre que sea un trabajador por cuenta propia en cualquier actividad que lleve utilización de un local (…).
“La ciudadana solo me propuso que le cediera lo que yo había demolido y levantado de nuevo, para un garaje; aún está sin presentar documentos que fuera parte de su propiedad y después persistiendo en su intención de obtener el referido local, el cual no le pertenece ya que se encuentra fuera de su propiedad; excepto aproximadamente unos 70 centímetros. Me propone que lo abandone, ya que ella lo puede alquilar desde Estados Unidos y beneficiarse del mismo (…).”
Alega la remitente que “no existe cisterna aérea en el área que me fue asignada y las tuberías en ese terreno fueron puestas por mí para la limpieza e higiene del kiosco”; a lo que se añade que “después de tantas quejas y demandas que ha hecho, se le ha mandado personal calificado de Planificación Física, donde se ha comprobado que, además del kiosco que está fuera de su propiedad, tiene hecha una tapia ocupando terreno que le pertenece al Estado y área del Ferrocarril que debe tener 15 metros de separación de la línea, dejando en medio el tendido eléctrico, y arrimada a un metro del Ferrocarril (…).
“Sigue insistiendo como si tuviera algún derecho, con quejas y difamaciones absurdas (…). Solo pido se me dé una respuesta y esto se me haga mediante una investigación profunda.”
Ambas partes ofrecieron sus argumentos en el caso. Respetando su derecho, Cartas Abiertas ha hecho pública la situación.
Sin embargo, este redactor retorna al párrafo inicial: la solución no ha llegado porque no ha existido una proyección institucional; y los responsables de darle fin a este caso solo han respondido con el silencio. ¿Contestarán ahora, con la solución, al conflicto de estas dos remitentes?