“En la vida no hay soluciones, sino fuerzas en marcha. Es preciso crearlas, y las soluciones vienen.” La frase pertenece al reconocido novelista y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, archiconocido por su libro El principito.
Hoy este redactor la hace suya con el expreso deseo de que sea leída (e interpretada) por los responsables de resolver el problema que describe en su carta Tomasa Pérez Ríos, vecina de Calle 16 No. 57, entre F y Pasaje, en el barrio de Canaleta, en Ciego de Ávila.
Cuenta la remitente: “Mi casa quedó en una zona baja luego de que mis vecinos colindantes rellenaron sus patios para construir sus casas. Pero ese no es el problema mayor, sino que, al aparecer una gran obstrucción de las tuberías de albañales, todos los desechos se han acumulado allí.
“Hace ya más de 40 días que la inundación no nos deja vivir en paz. Somos tres mujeres de la tercera edad y lo único que hemos podido hacer fue pedirle a un vecino que pasara una cinta, sin embargo esto no fue efectivo, pues, según su criterio, choca con algo duro que no permite que la cinta destrabe lo que pueda haber allí.
“Hicimos nuestro reclamo a la Empresa Municipal de Acueducto y Alcantarillado y acudió el compañero Diosdado Lapera con el carro desobstruccionador, batuquearon los registros, y los desechos rebotaron. Tuvieron que irse sin resolver el problema ni darnos esperanza de que habría solución.
“Lo cierto es que no podemos ni lavar, porque no tenemos dónde tender la ropa, al estar el patio lleno de agua negra, pestilente, y colmada de mosquitos; que, además, ha contaminado el agua de beber.
“Ya hemos tenido conflictos con algunos vecinos que no entienden que el problema nos trasciende, por tanto no podemos arreglarlo nosotras.
“Estuvieron aquí los compañeros de Salud del municipio y tomaron fotos de las malas condiciones y la pudrición. Nos dijeron que lo informarían al Gobierno, ya que representaba un serio peligro para la comunidad por ser un posible hospedero del mosquito Aedes aegypti, porque allí se fumiga prácticamente en vano. Ha transcurrido más de una semana y no hemos recibido ni una llamada telefónica que nos dé un poco de aliento. Algo similar ocurrió con el delegado de la circunscripción que nos visitó un día y nunca más volvió.
“En estos días de lluvias ha sido horrible ver cómo las aguas albañales, con todo lo que arrastran, se nos han metido hasta dentro de la casa; lo que nos causa mayor temor debido a que las tres que aquí vivimos tenemos un complicado historial clínico que, sobre todo en el caso de mi mamá, pudiera agravarse con desenlaces fatales.
“Tenemos conciencia de la situación que existe en el país en cuanto al combustible, porque nos gusta estar informadas, pero recabamos una valoración de nuestro caso y, de ser posible, un esfuerzo extra.”
Obviamente, la solución pide a gritos ser encontrada. Ojalá aparezca pronto, amén de la austeridad de los tiempos que corren. Ojalá la próxima misiva de Tomasa en nuestro Buzón sea de agradecimiento a los responsables de haber puesto fin a su problema.