La capacidad de adaptarse a circunstancias difíciles tiende a generalizarse entre los cubanos, quienes, por múltiples razones, debemos hacer funciones inesperadas en cualquiera de nuestros entornos.
Esa versatilidad abunda en Yudiesvy Álvarez Silverio, el trabajador más destacado de la Dirección Municipal de Transporte en Ciego de Ávila, una distinción que le fue difícil ganar por la presencia de un colega con abundancia de méritos, ética y resultados en su gestión, como el veterano inspector Nelson Drago Rodríguez.
• En diciembre del pasado año Invasor se refirió a la labor de los inspectores del transporte en la capital avileña
Yudiesvy también es inspector, de los que antes tenían uniformes amarillos y ahora se visten de azul. El diálogo con él tiende a ser dinámico y fugaz por su continuo movimiento, ya sea en el punto de embarque, cuando la situación epidemiológica permite que esos centros funcionen, o en la tarea que le toque asumir en tiempos de restricciones para la transportación masiva de pasajeros.
Varios compañeros consultados sobre el quehacer del transportista son testigos de que hace lo que sea necesario en su colectivo. Lo demostró hace casi un año, cuando empezaba la pandemia, y un chofer enfermó con la COVID-19.
Las tensiones propias de aquellas circunstancias denotaban cierto rechazo a ocupar el vehículo, uno de los empleados para distribuir alimentos a la población; sin embargo, Yudiesvy no se amilanó y afrontó la tarea, primero con la desinfección del carro, y luego como conductor, de manera que los productos llegaran a tiempo a las comunidades.
Es cierto que no le gusta hablar mucho de él, pero varios de sus compañeros ofrecen pormenores. A las faenas de inspector suma otras, de ser necesario.
La actual etapa de Transmisión Autóctona Limitada volvió a alejarlo del punto de embarque en la salida de Ciego de Ávila para Ceballos, pero le dio cercanía a otras funciones requeridas en la Unidad Básica Económica de Transporte.
Como en estos días no trabaja en el punto de embarque, los equipos de oficina han sido el centro de su atención
Esta vez le ha correspondido el mantenimiento de equipos eléctricos en las oficinas, acciones de albañilería en los talleres, junto a la pintura y limpieza de parqueos en la terminal de ómnibus intermunicipales de la capital avileña.
Así afronta la vida este inspector de 39 años, alguien que aprendió desde la infancia el valor que representa dar lo mejor de sí en beneficio de la sociedad, lo cual redunda en productividad y respaldo al salario que devenga.