Como en el cuento donde un mago rapta a todos los niños de un pueblo, para que los adultos comprendan que la alegría sin ellos no es alegría; fue el intento de la COVID-19, abortado con creces en el Comité de Defensa de la Revolución No. 10, de la Circunscripción 35, en la ciudad de Ciego de Ávila.
Abortado porque, ni siquiera en los meses de mayores cifras de infestados y fallecidos, allí los más pequeños dejaron de reír, cantar, jugar y aprender recontextualizando modos de hacer.
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Y así fue en la tarde de este miércoles, aunque en un escenario ya más favorecido. La algarabía se escuchaba desde poco antes de las 2:00 pasado meridiano. Yanet Alejo, promotora natural del barrio, había reunido a los infantes para explicarles que esperábamos una visita. “¿Y cómo debe comportarse uno cuando hay visita?”. “Bien, como siempre”, fue la respuesta.
Y la visita llegó. Y no disimuló su alegría: “Si algo nos hace felices es verlos así, reunidos, con sus mascarillas, con el distanciamiento físico, pero felices; con deseos de jugar, sanos, y listos para el inicio del curso escolar”.
Aplauso cerrado para Rosa María Ramírez Montero, presidenta nacional de la Organización de Pioneros José Martí, quien llegó acompañada de otros integrantes de la Unión de Jóvenes Comunistas, entre ellos Lianet Pazo Cedeño, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas en la provincia de Ciego de Ávila, y Rafael García Pérez, su homólogo en predios del municipio homónimo.
Hubo magia en el intercambio. La espontaneidad de los niños colmó de sueños el lugar: “Si algo he deseado todo este tiempo es que se acabe la pandemia y empiece el curso escolar”; “Desde los balcones del edificio, los portales y los techos de las casas, hemos recitado poemas, cantado canciones, incluso hecho competencias de lectura y ortografía, y participado en la limpieza de la cuadra”; “Aquí se han hecho muchas actividades culturales desde la placa de un vecino, han venido cantantes de verdad (risas) y celebramos el Primero de Mayo, el Día de la Cultura Cubana, el Día de los Niños, el de las Madres, el de los Padres; y hemos aprendido que debemos ayudarnos siempre”.
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Tal vez por ello, y ganada por la emoción, fue que la propia Rosa María quiso darles la sorpresa que, desde temprano, permanecía escondida en una de las casas del vecindario: “Estamos muy contentos de verlos entusiasmados con el inicio del curso escolar; por eso, una vez más, la dirección de la OPJM en la provincia invitó a la compañía de teatro Polichinela. Cuídense mucho”.
Y para contar lo que sucedió después, están las fotografías.