Ciudades sin precariedad, ese es el reto

Más de 26 000 personas en Ciego de Ávila viven en asentamientos y barrios considerados precarios.

La ciencia podrá determinar si se trató del azar o si hay una causalidad demostrable, pero lo cierto es que varios de los focos y eventos de transmisión de la COVID-19 en Ciego de Ávila transcurrieron en asentamientos y barrios considerados precarios, según los estudios de urbanismo y ordenamiento territorial del Instituto de Planificación (IPF) Física.

De las 38 comunidades identificadas con estas características, al menos en tres se desarrollaron eventos de transmisión autóctona limitada, desde el inicio de la pandemia en marzo pasado. Primero en Plan Hortícola, Morón, un asentamiento de 315 viviendas donde se diagnosticó a cinco personas. Y luego, en esta “segunda temporada”, en barrios como La Piñera y 9 de abril, en la cabecera provincial, con 54 positivos al SARS-CoV-2 entre los dos.

No digo que la citada precariedad ―entendida como la ausencia de urbanizaciones que garanticen servicios básicos de redes hidrosanitarias o viales de calidad, más las condiciones de habitabilidad de las viviendas, entre otros indicadores― fuera el detonante de una situación sanitaria tan compleja como lo ha sido el enfrentamiento a la COVID-19 aquí.

Sin embargo, y en eso estaremos de acuerdo, las irregularidades del trazado y las dinámicas internas de estas comunidades (que obedecen, en no pocas ocasiones, a la forma descontrolada en que han surgido y crecido) sí dificultaron el manejo efectivo de la enfermedad desde el primer momento. Una muestra de ello podría ser la cuarentena extendida en La Piñera o los cruces entre 9 de Abril y La Granja.

De manera que un problema viejo como los asentamientos precarios e ilegales (concomitan las dos circunstancias) podría seguir determinando, en cierta medida, el curso de emergencias de salud o ambientales. La tormenta tropical Eta también lo puso de relieve.

Con los 120 milímetros de lluvia registrados en el pluviómetro del Tanque Apoyado Sur, por ejemplo, y sin las acciones de drenaje de los canales y cañadas realizadas al sur de la ciudad, ¿qué habría pasado?, ¿adónde habría llegado el agua?, ¿de qué daños estaríamos hablando ahora?

Fuerzas combinadas de la Empresa de Acueducto y el MICONS, en la limpieza de la cañada de calle Soto entre D y E. Garantizando con esta acción la calidad de los servicios prestados. #BuenTrabajo.

Posted by Empresa Acueducto y Alcantarillado Ciego de Ávila on Saturday, November 7, 2020

Y volvamos a la cifra, porque no es despreciable. El inventario más reciente de la Dirección Provincial de Planificación Física en Ciego de Ávila contabilizó 38 asentamientos, barrios y focos precarios, distribuidos en cinco municipios.

Sobresalen negativamente el municipio cabecera, con 13, Florencia (10) y Morón (9). Completan la lista Ciro Redondo y Baraguá, ambos con tres.

Estamos hablando de 7 872 viviendas y una población superior a las 23 000 personas; de ese total de inmuebles, cerca del 26 por ciento son ilegales. O sea, además del crecimiento espacial de estos barrios sin que mediara una urbanización, también han estado creciendo sin legalidad. Esta realidad complica sobremanera cualquier acción concertada y planificada de ordenamiento a corto y mediano plazos, aun cuando las ilegalidades son contravenciones contenidas en el Decreto 272 del 2001 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros.

• Descargue aquí el Decreto 272 del 2001.

¿Cómo llegamos hasta aquí? Es un fenómeno, evidentemente, multicausal. Tiene de todo, desde el despoblamiento de las zonas rurales y la migración, pasando por la distribución y acceso a los servicios sociales y la infraestructura técnica, hasta el descontrol de los tenientes del suelo y los organismos fiscalizadores. Y aunque el Programa Integral de Enfrentamiento a las Ilegalidades rectorado por el IPF no se detiene, los asentamientos, barrios y focos precarios tampoco.

Una nota publicada en el diario Granma daba cuenta de un inventario de 35 comunidades en septiembre de 2014, tres menos que las registradas al cierre de septiembre de este año. En lo que sí se ha avanzado es en el estudio de esos barrios, que permitirá determinar cuáles se quedan y cuáles deberán ser reubicados, a partir del Plan General de Ordenamiento Territorial de la provincia.

Un objetivo que recibió en 2019 el espaldarazo del Acuerdo No. 8574 del Consejo de Ministros, del que se deriva un proceso de ordenamiento y legalización de todas las viviendas que no violan las regulaciones urbanas territoriales, cuando no se contraponen a los planes de ordenamiento territorial.

Pero un problema de esta naturaleza necesita más que un documento rector. Precisa rigor y compromiso por parte de los organismos encargados de hacerlo cumplir, a la vez que mucho sentido común y apego a la legalidad de quienes están urgidos de una vivienda. En materia de techo seguro, no siempre los atajos acortan en verdad el camino.

De lo que se trata, tal y como recoge el informe de Cuba a la Conferencia sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible Hábitat III (realizado en octubre de 2016), es de “lograr ciudades compactas, con un incremento de densidades y mayor aprovechamiento del suelo, recuperar el tejido urbano tradicional, alcanzar una mayor participación ciudadana en la gestión y elevar el sentido de pertenencia, nivel de satisfacción, calidad de vida e integración social, favoreciendo la interacción entre todos los sectores y un activo rol de los gobiernos como facilitadores, legisladores y controladores”.


Comentarios  
# idalmis mena 12-11-2020 14:49
Ud como siempre con un artículo bien fundamentado. Es cierto que la mayoría de las enfermedades están estrechamente vinculadas con estas comunidades, como ud asegura por entre otras cosas no contar con el minimo de condiciones higiénicos sanitarias y por la incorrecta ubicación de las viviendas. La necesidad de viviendas es una situación muy seria y se le ha ido de las manos dese hace muchos años a las autoridades que tienen relación con este tema, y explico, si hubiera un agil y rápido metodo para asiganar solares ( en los lugares ocupados ,hoy ilegalmente), las personas hubieran construído disciplinadamente, si los pocos recursos de construcción de que dispone la Provincia se asignaran con responsabilidad y garantizando un minimo de metros habitables para cada familia necesitada, serian muchos los que tuvieran hoy al menos, un cuarto, un baño y una cocina de placa para estar seguro ante cualquier evento meteorológico. Pero la realidad es otra, cualquier gestión relacionada con una vivienda demora AÑOS y ni hablar de los materiales de construcción, unos hacen MANSIONES(que le cuestan muy pocos) y otros como ud asevera se asientan como puedan y donde puedan. Este es un tema muy lejos de ser resuelto aun.
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# idalmis mena 12-11-2020 16:25
Este es un tema candente, pero como la extrañamos. Han salido confirmado, 2 veces casos de personas rusas, que dicen son residentes de Morón y nadie nos aclara si viven o son turistas. Con desespero buscamos sus artículos al respectp. Pero ya sé no podemos encasillarla en la Covid hay otros temas, no menos importantes en los que trabajar.
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# UnKnown 13-11-2020 10:42
Saludos a todos.
Su artículo me parece toca un tema muy bueno, precisamente por lo escabroso del mismo. En relativamente pocas palabras, se enuncian algunas aristas importantes del problema.
Yo quisiera deterneme brevemente en el párrafo donde enuncias: "Pero un problema de esta naturaleza necesita más que un documento rector. Precisa rigor y compromiso por parte de los organismos encargados de hacerlo cumplir, a la vez que mucho sentido común y apego a la legalidad de quienes están urgidos de una vivienda".
Aunque pusiste "sentido común" en negrita como para resaltar la idea, yo esa parte la hubiera puesto doblemente subrayada, todo con mayúsculas, y en Arial 150 si es posible.
Lo digo porque gran parte de nuestros problemas tienen su base y fundamento precisamente en eso: en la falta de sentido común y más todavía, por parte de quienes deberían procurar imponer el orden. En Cuba hay leyes para todo, pero lo que respecta a su cumplimiento... deja mucho que desear
Si bien es cierto que el bloqueo/embargo norteamericano hace mucho daño a nuestro país desde el punto de vista económico, no es menos cierto que el desorden, el descontrol, el brete y el chanchullo creo que lo tenemos nosotros aquí.
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# Orce 15-11-2020 09:53
Sucede que esas comunidades en ocasiones las personas son muy familiares y no cumplen con el distanciamiento social. Tambien se les ve sin nasobucos y los niños jugando en la calle como si nada sucediera, incluso, los mayores envian a los niños a hacer mandados. Esto lo pude comprobar donde vive mi papá. Espero no volvamos a complicarnos, pues los problemas habitacionales y infraestrucura de estas comunidades no se van a resolver a corto plazo. Saludos
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# Sting 16-11-2020 18:41
Buenas Saily, creo que eres una de las mejores periodistas ahora mismo en Ciego de Avila y por eso he comentado en más de una ocasión tus artículos. Yo vivo en carne propia lo que dices porque resido en La Piñera y quiero asegurte que mucha gente quisiera construir su casa en la legalidad pero esto a veces se hace tan difícil que es casi imposible. En mi caso vivo en un terreno que mis abuelos compraron a los ferrocarriles muchos años antes de que triunfara la Revolución, la casa es de madera en malas condiciones y por tratar de hacer todo legal llevo varios años en trámites, subsanación de errores, certificados que se vencen, abogados, notarios, viajes a otras provincias, documentos extraviados, otros perdidos, indiferencia de funcionarios, malos tratos. Yo he tenido aguante, pero a quién que le urja una vivienda puede esperar años por las trabas burocráticas. Con lo otro que menciona el usuario Orce, si es cierto que en estas comunidades por estar lejos del centro urbano y OLVIDADAS por las autoridades las costumbres son más relajadas, pero en el centro de la ciudad la gente también se pone el nasobuco para que las autoridades no los multen no para cuidarse porque en las fiestas que se han hecho escondidas o no tanto no hay esas medidas. En mis 40 años en La Piñera he podido comprobar que las autoridades no saben o no quieren saber de estos barrios a no ser para poner alguna que otra multa según lo que esté de moda, pero en pocas ocaciones para arreglar algo.
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