Cuando en noviembre del año 2018 se hizo pública la noticia de que el quirófano para implantes de marcapasos, en el propio servicio de Cardiología del Hospital Provincial Docente Doctor Antonio Luaces Iraola, tenía fecha de terminación, los latidos apresurados del corazón fueron síntoma, en cualquier caso, de felicidad e impaciencia.
Entonces debió repetirse mil veces que aquello no era complacencia, sino una inversión oportuna sustentada en los indicadores de excelencia logrados por ese colectivo, entre ellos, la reducción de la letalidad por infarto a un rango de entre un 8 y un 10 por ciento anualmente, números por debajo de los exigidos por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Se suponía que, en lo adelante, la estancia hospitalaria de estos pacientes no dependería de un turno quirúrgico ni de un salón compartido con otras especialidades, por lo que la atención médica sería más eficiente, y este servicio seguiría fortaleciéndose en correspondencia con el aumento de la morbilidad.
A estas alturas de 2020 ni un solo marcapaso ha echado a andar dentro de esas cuatro paredes por falta de equipamiento y a esto se han unido otras carencias que impiden realizar pruebas de esfuerzo, y diagnosticar y monitorear arritmias, así como evaluar la eficiencia del tratamiento.
Para ilustrar con números el tamaño del problema, Roberto Melo Sánchez, jefe del servicio de Cardiología, explica que al cierre de 2019 ingresaron 466 pacientes con cardiopatía isquémica aguda, que al menos necesitaban ser valorados con una prueba de esfuerzo, y otros 1 205 llegaron con arritmias, demandando chequeo ambulatorio.
Como las bicicletas ergométricas están obsoletas y no existen equipos de monitoreo ambulante de arritmias, la solución ha sido mantener las consultas hasta que estos casos puedan ser trasladados a una provincia vecina para continuar con el ciclo.
Nuestro Servicio Provincial de Cardiología fue inaugurado por el Comandante Fidel el 26 de julio de 2002 como parte de...
Posted by Roberto Melo Sanchez on Thursday, August 13, 2020
A la postre, no se ha dejado de poner marcapasos ni de diagnosticar cardiopatías isquémicas o arritmias, pero el curso real definido para una atención rápida y con calidad se dilata, y aunque esto puede no incidir en la condición general del paciente, sí determina su calidad de vida.
Habría que decir también que 2020 ha sido un año difícil desde todos los ángulos y que los insumos y equipos médicos otorgados al territorio por el MINSAP se concentraron en el enfrentamiento a la COVID-19. Echar a andar el Laboratorio de Biología Molecular en el Hospital Provincial Roberto Rodríguez significó reorganizar servicios hacia lo interno para garantizar el equipamiento imprescindible allí, no relacionado directamente con el procesamiento de muestras.
A su vez, se recibieron desfibriladores, oxímetros de pulso y ventiladores cardiopulmonares para apoyar la asistencia médica en medio del pico de contagios por esta enfermedad, a contrapelo de los altos precios del mercado internacional, que cifran dicho ventilador cardiopulmonar, por ejemplo, en unos 10 500 dólares.
Desde el Departamento de Medicamentos y Tecnologías de la Dirección Provincial de Salud, Luis Orlando Rico Martell explica que para 2021 no se prevé la importación de equipos; incluso, muchos de fabricación nacional que demandan piezas y componentes del exterior, probablemente, tampoco puedan ser ensamblados. Se espera que solo lleguen las demandas que ya estaban en camino y se atrasaron producto de la pandemia.
Sobre el buró de Luis Orlando consta una hoja con los pedidos indispensables hechos por el doctor Roberto Melo Sánchez, entre ellos, un arco en c, vital para la colocación quirúrgica del marcapasos, bombas de infusión, lámparas auxiliares, oxímetros de pulso, una mesa quirúrgica, monitores con desfibriladores y una bicicleta ergométrica. Sin embargo, las soluciones tampoco están allí.
Como está claro que los recursos no llegarán de un día para otro, y que nada sobra en un hospital, reorganizar los que ya están para pulsar en la vitalidad de este servicio es un desafío mayúsculo, pero si se ha hecho antes y ha resultado, bien vale intentarlo con tal de devolverle a Cardiología su "frecuencia normal" y restar sobresaltos.