Tensiones y apremios frente al micrófono

La locución, en sus dimensiones profesional y artística, necesita de una transformación que devuelva alegrías y salde deudas

El día que entró a una cabina de radio, las manos le sudaban y su voz temblaba. Dentro de esas cuatro paredes, además de los nervios, el frío termina por congelar hasta los reflejos y ningún ejercicio parece suficiente para calentar la voz y sentirse a gusto. “Controla la respiración. Todo va a salir bien”, le dicen. “¡Estamos al aire!”.

Esa debió ser la última frase que escuchó antes que los 90 minutos de programa se transformaran en un cúmulo de palabras sueltas y entrelazadas, música, indicaciones a través del cristal e inflexiones en la voz. La despedida fue como un bajón de tensión, que lo devolvió a sus sentidos.

Si pudieran contar historias, las cabinas de la emisora provincial Radio Surco nos devolverían manuales de gazapos, alegrías y, también, un termómetro para medir las luces y las sombras en el ejercicio de esta profesión, pues con la declaración de Ciego de Ávila como Capital de la Locución Cubana no solo recibimos un justo agasajo a una tradición de voces ilustres, sino que nos colocamos en el vórtice de las exigencias y las comparaciones entre quienes buscan aquí inspiración y referentes.

#CiegoDeAvila fue proclamada Capital de la Locución Cubana en 2003. En su honor fue construida la Alameda de la...

Posted by Christian Rojas on Tuesday, October 16, 2018

Aunque el nombramiento no está en dudas y responde a razones históricas, las cuales van desde la alta cifra de locutores avileños insertados en los medios nacionales, hasta los resultados de la aplicación del cuestionario del Atlas Lingüístico de Cuba —el que reveló que se habla aquí la mejor variante cubana del español—, está claro que ninguna calificación por sí sola hará la magia. Es necesario perpetuar el arte del buen decir frente al micrófono y, a la larga, darle continuidad.

Ciego de Ávila, capital de la locución cubana. Validación de un nombramiento

El arte del buen decir

Que el locutor debe ser un referente en el uso del idioma español y llegar a la audiencia con naturalidad y fluidez, son de las primeras sugerencias que da a sus alumnos José Ramón Cedeño Solanas, profesional de la palabra y profesor titular del Centro de Estudios de la Radio y la Televisión. Las nuevas generaciones que en los últimos años han llegado a las cabinas de la provincia se han formado bajo su guía y ha vivido, en primera persona, las altas y las bajas de la formación.

“Nos hemos propuesto ser más estrictos en los castings y elevar la calidad de los cursos a partir de la experiencia acumulada. Por ejemplo, el próximo comenzará en enero y, de 60 candidatos, aprobaron 15. Ser locutor implica responsabilidad, aptitudes y motivación y, muchas veces, quienes se habilitan no permanecen en los medios ni tienen disposición para asumir horarios y programas diversos”.

En cuanto a la técnica, las fisuras que encabezan informes no son exclusivas de Ciego de Ávila, sino que en el nivel nacional se aprecian errores con más frecuencia. José Ramón ha podido comprobarlos en vivo y en directo, al ser miembro del Tribunal Territorial de Evaluación de la Región Central, y sus apreciaciones quedaron resumidas en la ponencia Tendencias de la locución en los procesos de evaluación artística 2017, 2019 y 2020.

📣Una invitación para todos los amantes de la Radio y la Televisión y, en especial, para los locutores cubanos en su día. #CiegodeAvila #LatirAvileño #UNEAC

Posted by Uneac Ciegodeavila on Thursday, November 30, 2023

De acuerdo con su investigación, destacan como deficiencias las dificultades con el tono central, la velarización de fonemas bilabiales, el trueque de palabras, la mala articulación de fonemas en contraste, los alargamientos vocálicos, la esdrujulización, los problemas en la realización de tonemas y junturas, poco valor a las pausas y dificultades con la interpretación.

 youry y ilain

Es por eso que quienes hoy peinan canas dicen —y no les falta razón— que un locutor no se forma en un año. Hablan de meses enteros para apenas grabar una sección o decir la hora en un espacio radial; y de muchísimo tiempo más antes de alcanzar la titularidad de un programa. A la luz de sus anécdotas, diríamos que las comisiones de calidad y los directores eran muy exigentes, pues ahora la encrucijada de cubrir un hueco o parar la transmisión ha violentado los procesos.

El asunto es más complejo si tenemos en cuenta que la habilitación es apenas el primer paso de la formación, ya que esta alcanza su clímax con la evaluación artística y el continuo ascenso de nivel; incluso, la administración del medio de comunicación puede solicitar que uno de sus trabajadores vuelva a presentarse frente al tribunal pasado cierto tiempo, en aras de ratificar, o no, su nivel.

Luis Gutiérrez Abreu, con 32 años de experiencia en la radio y un currículo que va de director de programas a profesor, locutor y Artista de Mérito de la Radio Cubana, confirma, desde su experiencia personal, que “no existe una consecución lógica de la preparación. Las comisiones de calidad y los consejos artísticos señalan las carencias y sugieren cambios, pero faltan acciones para revertir los resultados negativos. A veces, las deficiencias se acumulan y acrecientan”.

Contra cualquier iniciativa atentan, también, presupuestos cada vez más estrechos, que impiden la realización de eventos científicos e intercambios para sumar y convocar a artistas de todo el país, o permitir trasladar hasta aquí a profesores de otras provincias a impartir cursos de superación.

Quizás, una prueba evidente de esto sea el reducido alcance, en los últimos años, de las jornadas teóricas que acompañan las celebraciones por el Día del Locutor en el territorio, las cuales están a cargo de la gestión de la filial avileña de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, una organización que, aunque ha asumido el impulso y acompañamiento de este arte, tampoco puede hacerlo sola.

Ha faltado luz larga para valorar, en su justa medida, la locución, precisamente, en la tierra que debiera tenerla como baluarte y orgullo

No hay continuidad sin relevo

Si decimos que un locutor comienza hoy un noticiero con una sonrisa, que las voces idóneas no necesariamente son las más graves o que un pase en vivo acepta un estilo desenfadado y coloquial, estaríamos deconstruyendo muchos de los estereotipos que han rodeado al gremio por años, los que se han transformado con las nuevas generaciones y sus maneras de hacer.

Locutores como Alberto Pardo o Arquímedes Romo, a pesar de su retiro activo de la radio, siguen siendo guía y referente para los más jóvenes. Así lo describe Lellanys Moreno Rodríguez, voz e imagen de varios de los programas estelares del canal Televisión Avileña y la emisora Radio Surco.

lellanys

“Cambian los códigos de la comunicación y las rutinas, pero la técnica sigue intacta; y es un reto para los jóvenes mantenernos a la altura de quienes hicieron historia aquí frente al micrófono. Un locutor debe jugar un rol activo dentro de la propuesta radial y televisiva para que sea disfrutable, haya un patrón aceptable en el uso del idioma, se destaque como líder de opinión y cree un estilo propio”.

Precisamente, el reconocimiento de su función social es uno de los frentes adonde tendrían que dirigirse los esfuerzos, si hablamos de garantizar la continuidad y el relevo. Ylaín Medina Alonso es otro de los profesionales que defiende con ímpetu esta idea.

“No podemos encasillar el arte a horas o dinero; la locución, como parte de la realización o producción de un programa, es un proceso creativo que lleva esfuerzo y superación constantes, por lo que debe ser correspondido en consecuencia. Muchas veces se destina gestión y presupuesto a todos los detalles que rodean a una gala, un acto u otra actividad, excepto a la elección adecuada de la conducción a cargo de un profesional de la palabra”.

Sus experiencias describen, además, falta de motivación para ejercer, audiencias en declive, intrusismo profesional y tendencias nacionales en la producción de programas y espacios estelares, donde la figura del locutor ha sido desplazada por la del artista. Concordemos en que ninguna es alentadora.

Sin embargo, contra cualquier pronóstico, están los intentos por promover, desde las primeras edades, el amor por este arte y redimensionar, en cualquier oportunidad, aquellos valores que nos distinguen. El hormiguero es un proyecto sociocultural, con sede en la casa de cultura José Inda Hernández, que ya rinde frutos.

Xiomara Isabel Aguilera, con 22 años de trabajo en el gremio, ha sido una de las gestoras de la iniciativa, que reúne a niños entre segundo y sexto grados con aptitudes y desenfado para adentrarse, poco a poco, en la técnica de esta profesión. Materiales audiovisuales con su conducción, matutinos y galas de artistas aficionados han llevado su sello con éxito, y todavía sueñan en grande, a pesar de cualquier contratiempo o carencia.

Pero lo cierto es que “una golondrina no hace verano” y la locución, en sus dimensiones profesional y artística, necesita de una transformación que devuelva alegrías y salde deudas, para que el dial siga marcando la 102.7 MHz y el orgullo se estampe en el rostro cuando escuchemos: ¡Ciego de Ávila, Capital de la Locución Cubana! Menos que eso es fallarle a la historia.