Feliz cumpleaños, Romo

Cuando se ha cumplido con la vida, y se ha cosechado en el camino tanto agradecimiento, admiración y cariño, los días se hacen livianos y los ¡90 años! no pesan, se llevan con gracia.

Al menos así es para Arquímedes Romo, que este domingo celebraba tan redonda cifra con alegría de muchacho, cake, su música preferida, en voz del bolerista Nelson Mora, rodeado de amigos como Elizabeth Iparraguirre y de sus alumnos de siempre, Anelys Rodríguez, Inés María Cervantes y Noidys Pardo.

La mañana era cálida, como en toda fecha de agosto, y fue ocasión para recordar aquellos años en que solo soñaba con ser narrador deportivo y ensayaba partidos con una lata de tomate por micrófono.

El niño gago y obrero de campo que era entonces, estaría más que feliz y orgulloso de tener ahora tantos años de recorrido en el éter, y en la memoria de oyentes de toda Cuba, pero sobre todo de Morón.

“A Radio Morón no la cuento como lugar de trabajo porque ha sido mi casa. Yo he vivido más horas en la cabina que fuera. Y aprendí mucho, muchísimo”, contaba a sus amigos.

También se celebraba allí el centenario de la radio en Cuba, y el aniversario 61 de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, ocasión que aprovecharon Angel Broche Ruedas, presidente de la Asociación de Radio, Cine y Televisión provincial y Alberto Fernández Pena, presidente de la UNEAC en Ciego de Ávila, para felicitar al veterano en nombre de ambas instituciones.

 romoArquímedes fue, también, el locutor de su propio cumpleaños

“Nosotros no podíamos faltar –decía Inés María Cervantes en un abrazo a Romo– porque somos la generación que usted formó y tenemos en los hombros el peso de mantener la tradición”. “Todavía conservamos sus métodos”, añadía Anelys Rodríguez.

Dos casualidades lindas completaron la mañana. La primera que Andy Romo, tercera generación de locutores del apellido, y su pequeño, el bisnieto, repitieron la historia del abuelo en voz baja, mientras la contaba, con los ojos húmedos.

Y la segunda, que le fue entregada su membresía al club de los 120 años de la ciudad. “¿Esto me garantiza llegar a los 120?”, bromeaba Arquímedes. Y amigos, alumnos y oyentes coincidieron en algo: ojalá que sí.


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