El programa de los subsidios en Ciego de Ávila continúa con deficiencias que inciden directamente en la calidad de vida de la población.
Un martes cualquiera se va a una oficina del Consejo de la Administración Municipal (CAM) en Morón para una entrevista. Martes en el que llega a ese mismo lugar Emilio Omelio Ramírez Miller, a quien los años, y arrastrar el problema con su vivienda, le han hecho su caminar más lento.
Vive con su esposa, anciana también, y desde que Irma estrujó el techo de su casa y le otorgaron el subsidio para repararla, los viajes a la tienda de materiales de la construcción superan la fuerza de sus pies y en ninguno ha obtenido las merecidas respuestas.
No para de hablar, como el que busca refugio y desahogo en palabras, que son, a veces, el único consuelo cuando los trámites se vuelven piedras insalvables en el camino.
De la oficina donde fue, una vez más, a encontrar algún alivio para su pesar, se va con la esperanza de una visita de algún funcionario del Poder Popular Municipal y del Delegado de su circunscripción, a ver si a los achaques de la edad dejan de sumársele los dolores de cabeza de un techo que deja entrar agua de más.
Otro martes cualquiera, también, en un portal de una calle moronense, se escucha, por esas cosas de la casualidad, que Fulano vendió su subsidio para irse de vacaciones. Y el rostro de Emilio viene, una y otra vez, a mi recuerdo.
El programa de los subsidios, aunque es prioridad en el país, no escapa, en Ciego de Ávila, de contrariedades, ya sean por malas prácticas como el “peloteo”, las carencias más objetivas, o gente contra las normas en muchas partes.
Como quien hace una radiografía, Aramís Hernández Rodríguez, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial que atiende la esfera de la Construcción, diagnostica falta de control en los municipios, fallas en la función metodológica, necesidad de velar más por la ejecución de las obras ante la falta de técnicos de la Vivienda, estrategias ausentes para aprovechar la reutilización de escombros como materia prima, y morosidad en la entrega de presupuesto en los consejos de la Administración de los territorios.
LA RUTA DE UN SUBSIDIO
La identificación del estado técnico constructivo del fondo habitacional que deben registrar las direcciones municipales de la Vivienda es, digamos, el punto cero. Es en esas entidades donde se reciben las solicitudes. En este proceso intervienen, para la confección del expediente, la Dirección de Trabajo y Seguridad Social encargada del estudio socioeconómico; Arquitectos de la Comunidad y Planificación Física, con los planos y términos legales constructivos; el CAM, facultado para aprobar la petición; las sucursales bancarias y los puntos de venta de materiales.
Demoras en los trámites y el burocratismo, bordando con hilos demasiado fuertes la pérdida de paciencia de quienes necesitan con urgencia una casa, ponen en jaque el camino a seguir. El Acuerdo 8093/2017 del Consejo de Ministros vino, un poco tarde, a estipular y reordenar el otorgamiento de subsidios a personas naturales que comenzó en 2012.
Según lo establece la legislación, el plazo para dar respuesta a las solicitudes es de 70 días. Sin embargo, un informe de la Comisión Permanente de Trabajo de los Órganos Locales de la Asamblea Provincial del Poder Popular para velar por la marcha del Acuerdo en la provincia, señalaba que no siempre se cumple con el término y aún quedaban, para abril de este año, 2 018 expedientes sin recibir notificación.
Si, después de presentado el expediente, la documentación está en regla y el CAM da el visto bueno, quienes dan sus primeros pasos en levantar los 25 metros cuadrados de su casa, para una obra nueva o para rehabilitación, descubrirán que, además de obstáculos a vencer, la tierra no es firme bajo sus pies en el camino que sigue.
• En el 2017 Invasor se acercó al tema de los subsidios y sus vericuetos.
El otorgamiento de un subsidio depende, también, del financiamiento disponible para este programa, el que se corresponde con el 60 por ciento del impuesto recaudado sobre la venta de materiales de la construcción en la provincia. En el pasado año y lo que va de este, las cifras no han sido demasiado altas. Por ejemplo, en la localidad cabecera no se ha llegado al millón de pesos en los presupuestos aprobados en el primer semestre. Así lo explica Graciela Condú Rodríguez, directora municipal de la Vivienda.
Un pico, sobre todo en Ciego de Ávila, ocurrió en el 2017, el año fatídico en el que el Irma dejó a muchos con los cielos abiertos.
ARTERIAS DE UN CAMINO ESPINOSO
Para Zenaida Yaquelín Escalante Cervantes no ha sido tan dolorosa la construcción, si se compara con otras historias que ha escuchado entre “colegas” de subsidios.
A su casa en Morón, Irma terminó de darle el puñetazo final a los estragos por más de 100 años en pie. Desde que le aprobaron el presupuesto, a finales de 2018, ya tiene la placa y las labores no paran, con ella controlando la obra. La suya es una de las 837 nuevas que se ejecutan en la provincia a partir de este programa.
La casa de Zenaida, en la Ciudad del Gallo, es uno de los 39 subsidios aprobados en Morón en 2018
No ha sido la suerte la que ha agilizado el trabajo, piensa Yaquelín, sino su ajetreo para conseguir lo necesario, llamar constantemente a la tienda para ver cuándo entran los materiales y el impulso que le da ese deseo inmenso de que su nieta regrese al hogar.
Pero puede que, además de su buena gestión, la coincidencia sí haya dado algunos empujones; esa que hace sus jugadas cuando se precisa mover fichas porque la disponibilidad de recursos varía demasiado.
Este año ha sido inestable en la tienda de materiales de la construcción El Granito, en Morón, sobre todo la presencia de elementos de carpintería y cubierta, explica Yanela Corte Martín, auxiliar económica de la entidad.
“Como los recursos son limitados, a los subsidios se les entrega de acuerdo con la secuencia constructiva. No somos tan recios, porque sabemos que se dificulta venir tantas veces, ya que la tienda está bastante lejos y el transporte se ha encarecido mucho. Sin embargo, lo que hace falta para la fase de terminación no se puede dar desde que se comienza a construir.”
En la tienda de materiales El Granito, de Morón, se atienden 171 subsidiados después del paso del huracán Irma por el territorio
Hojeando la carta límite (documento donde se desglosa la cantidad de materiales y el monto de dinero), Yanela reconoce que el techo aprobado para los subsidios es de plaquetas o viguetas.
“Sucede que estas llevan encima fundición de granito, cemento, alambrón o malla electrosoldada y manta asfáltica. Ninguno de esos últimos ha entrado desde el ciclón. Últimamente, se ha aprobado hacer placas; no obstante, desde antes algunos las hacían.” Hay quienes tienen algún familiar en función de la albañilería, se ahorran el dinero y lo emplean en la compra de materiales. La carta límite puede, en ocasiones, ser solo papel.
En El Granito también se atienden más de 4 000 derrumbes totales y parciales de techo a través de distintas formas de pago, como bonificación y crédito. Las planchas de fibrocemento y zinc se amontonan, a veces, porque, asegura Corte Martín, aunque los tienen a mitad de precio, muchos alegan que no disponen ni de esa cantidad de dinero para ir a comprarlas.
El panorama en la tienda El Rastro, en el municipio cabecera, tiene puntos en común. Su administrador, Omelio Romero Rodríguez, refiere, asimismo, dificultades con los elementos de terminación. Las ventanas de madera y hormigón (estas últimas, una alternativa ante carencias de otras variedades) no tienen mucha aceptación, “la gente no las quiere”, dice enfático.
Los planes de producción de los elementos constructivos han estado también salpicados por carencias este año.
José Antonio Martínez Estévez, director general de la Empresa Provincial Productora de Materiales de la Construcción, cree que las causas de bajos rendimientos en la entrega de marcos de hormigón están en lo complejo del trabajo en una fabricación manual, y la falta de preparación por parte de operarios y carga de trabajo, al ser ellos quienes confeccionan los bloques.
El acabado de las ventanas de hormigón no satisface a quienes, aun cuando son subsidiados, quieren una terminación acorde con sus gustos
Aunque se ha logrado estabilizar, los primeros meses del año fueron complicados con el suministro de áridos. “Esto ha hecho que no se tengan en los momentos oportunos”, afirma José Antonio. “Para cinco metros cúbicos de áridos por cada tonelada de cemento, la industria nacional suministra en la actualidad un metro cúbico, y los cuatro restantes los deben asumir las cinco minindustrias de la producción local, a partir del acarreo de piedras de potrero.” A lo difícil que resulta el procesamiento, se le suman las insuficientes asignaciones de combustible.
Los planes para los subsidios en 2019 tienen más de formalidad que de realidad. Los priorizados son los incluidos en los 391 casos previstos, pero la intención es construir la mayor cantidad de viviendas, incluso, cuando no formen parte de la planificación.
A más de 130 ascienden en la provincia los atrasos que sobrepasan los 18 meses (tiempo reglamentado para la culminación de una obra nueva). De 2016 datan los más aplazados en los registros de Vivienda Provincial, y, en la actualidad, se revisan para “depurar” aquellos casos que deben ser bajas por fallecimiento, salidas del país u otras causas.
La producción local de materiales de la construcción garantiza parte importante de los elementos genéricos para las viviendas, combinando las formas de gestión estatal y de trabajo por cuenta propia
La casa de Emilio Omelio, las de quienes forman parte de esas estadísticas de rezagos, y los miles aún sin respuestas, dependen de la precisión para que haya vía libre en el camino, enrevesado a fuerza de trámites demorados, escasez de fuerza de trabajo en las oficinas técnicas de la Vivienda para fiscalizar las obras, poco control de los responsables, incapacidad de las industrias locales de garantizar una casa diaria, acomodamiento de los beneficiados y falta de sensibilidad; piedras que hace falta arrojar, con urgencia, lo más lejos posible.
Algunas de esas personas que venden un subsidio, a veces se van para otra parte y se ponen a vivir mal incluso pariendo 15 hijos, y al cabo del tiempo luchan otro subsidio, y así las cosas.