Industria alimentaria no se detiene en Ciego de Ávila

La demanda no se satisface del todo, eso queda claro. Pero, ciertamente, la producción de alimentos no se detiene y sigue siendo prioridad en Ciego de Ávila, como en el resto de Cuba.

En medio de la pandemia de COVID-19, la industria alimentaria en la provincia enfoca su trabajo en garantizar la canasta básica y ampliar la oferta a la población con otros productos, a partir del uso de alternativas.

Por eso Yoslainay Hernández Collado, directora de tecnología y desarrollo en la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria, asegura que el pan diario que reciben los avileños por la libreta de abastecimiento no ha faltado.

“La transportación mediante la base de carga o los otros medios que se utilizan tampoco ha presentado dificultades y en algunos consejos populares se distribuye doble los sábados.”

Además, precisa, parte del accionar aquí se enfoca en la creación y fomento de los polígonos para la elaboración de alimentos. “Hoy contamos ya con 16 y el propósito es el montaje de 23 más.”

Yoslainay explica a grandes rasgos el funcionamiento de esos lugares. “En las panaderías se coloca un fogón eficiente, es decir, que trabaja con leña y se coordina con las bases productivas para los suministros, sobre todo productos agrícolas. Es una estrategia para apoyar la alimentación en los consejos populares.”

En el municipio cabecera existen tres: uno en Ceballos, uno en Jicotea y uno en Vicente, que se encuentra en fase de terminación. Por el momento se han elaborado, entre otros, dulces de frutabomba y guayaba en conserva, tostones vaporizados, pulpas y siropes de frutas naturales, dice a Invasor Edelmis Ríos Sánchez, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Alimentaria en la capital avileña. Todo esto se realiza de manera artesanal y aún no se alcanza grandes volúmenes, aunque la idea es incrementarlos.

Sobre la entrega del pan, Edelmis reitera que la población no se ha visto afectada en cuanto al que se vende controlado, el principal objeto productivo de la entidad.

A pesar de que la disponibilidad de harina se ha mantenido, desde hace año y medio aproximadamente con bastante inestabilidad, las prioridades se mantienen. Lo confirma Raudel Martín López, especialista de producción de la UEB: “En su momento el pan liberado ha tenido dificultades por esta causa. Pero a los organismos priorizados, dentro de ellos los centros de aislamiento en el contexto actual, se envía sin dificultades.”

De las 57 panaderías que funcionan en la provincia 14 radican en el municipio cabecera. En estos momentos laboran trece; una tuvo que detenerse pues la caldera funciona solo con diésel y, aunque el combustible ha tenido cierta mejoría, todavía presenta bajos niveles. “Ese cierre se aprovechará para realizar labores constructivas, en función de un proyecto de crear allí una panadería-dulcería para la venta diferenciada”, explica Raudel.

No solo la harina ha presentado problemas con la entrada, también su calidad deja mucho que desear. Además de esto, la levadura tampoco cumple los estándares requeridos, por eso la coloración y el sabor en el producto final no son los ideales.

Masas de pizza, palitroques, galletas de sal y galleticas forman parte también del plan productivo de la UEB, que se pone a disposición del Consejo de Defensa Municipal para su distribución. Igualmente, la dulcería de la calle Libertad y la unidad El Pekín mantienen la venta de dulces procedentes de la industria alimentaria avileña. 


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