Una tragedia vino a remover los resortes emotivos de la gente. “Nuestra querida, contaminada y única nave espacial”, como dice el periodista Walter Martínez, se vuelve desvelo. Y Cuba, nuestro galeón especial, con más de 11 millones de personas a bordo y empujada al aislamiento que provoca el enfermizo egocentrismo de la administración Trump y comparsa, se vuelve inspiración.
Los instantes más naturales de una Isla se escriben sobre piedra, mientras los de aquellos, envueltos en estigmas y muertes, se esbozan sobre hielo y bajo sol.
De ello da fe el desempeño de Donald Trump frente al Sars-CoV-2, evidente por sus bufidos contra adversarios, quien reaccionó tarde, menospreció el peligro durante casi dos meses e hizo énfasis en priorizar la economía y los negocios por encima de la seguridad ciudadana. Pero, muy neciamente, obvió a un rival en sus propósitos de reelección.
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El actual inquilino de la Casa Blanca subestimó, en público, el riesgo de la propagación en su país, describiendo la enfermedad, más o menos, como su homólogo brasileño Jair Bolsonaro, de una “gripecita” que se iría pronto.
Tales hechos no parecen raros en quien ha apartado de sus padres a niños migrantes enfermos, que después han fallecido solos y sin cuidados médicos, en cautiverio.
Adoptar medidas urgentes no era lo suyo. Quizás estaba muy entretenido con sus maquinaciones para acusar, sin pruebas, al presidente Nicolás Maduro y a otras figuras de su gobierno por los cargos de narcotráfico y terrorismo. Del mismo modo, lanzaba al mundo una recompensa millonaria por la captura del mandatario venezolano, en vez de una oferta opulenta que salvase vidas. Algo normal para quien da un ojo por ver a otro ciego.
La cuarentena, la concesión de fondos para exámenes clínicos, medios y fármacos con qué combatir la infección, y la apertura de más capacidades para la hospitalización y atención de los contagiados en los 50 estados de la Unión llegaron tardíamente a un pueblo desesperado.
•Esta batalla se gana entre todos, decía Cuba antes de la aparición del primer caso positivo.
En tanto, Cuba y su Gobierno, no sin gran debate, escuchaban a expertos ante las serias amenazas de la enfermedad. Aquí, fronteras adentro, cuando se trata de la salud pública, siempre ha sido vital invertir en la prevención y los aseguramientos. Buscaba, además, formas para hacerle frente al coronavirus de conjunto con otras naciones, a tal punto de dispersar por el mundo 14 brigadas médicas con 593 colaboradores, ante los cuales cientos de personas, al verlas llegar, situaron el grito de admiración en el cielo.
Alrededor de la solidaridad, aparece entonces la ponzoña de Trump, dispuesta a poner en entredicho la medicina cubana. ¿Quién no sabe de concertación global? ¿Quién negó, con gesto despectivo, necesitar de Rusia y China, y luego elogió la llegada de suministros desde esas potencias? ¿Quién bloqueó que el conglomerado económico chino Alibaba pudiera enviar a Cuba un importante donativo para combatir la COVID-19?
Nuestro forcejeo constante no es el del magnate, quien se mantiene en su deseo de reabrir la economía estadounidense y aproximarse a una vida normal. Sin dejar a un lado cuestiones que determinan la continuidad de un país tras la tormenta, cuyo fin es todavía impredecible (y no “hasta julio o agosto”, como aseveró Trump), las decisiones de esta Isla se enfocan en la protección de su pueblo. Y así, Cuba, con sus médicos y enfermeros al frente, Gobierno y Partido, llena su historia de aplausos que no todos merecen.
•Medidas para el enfrentamiento al nuevo coronavirus COVID-19.
cuando el tuyo es de vidrio. Nosotros también sobrestimamos a la enfermedad y te lo digo con todo fundamento porque los funcionarios del ministerio de turismo aseveraron con bombo y platillo que Cuba era un destino turístico seguro porque había una estrategia para contener la entrada del Covid-19 y en caso de presentarse algún caso sospechoso aislado, estaban adoptadas todas las medidas para evitar la diseminación.
Mira cuantos casos ya tenemos. Esto significa que tomamos muy a la ligera esta enfermedad convertida en una pandemia gracias a la respuesta tardía de China.
Por lo demás, de acuerdo 100% contigo.
Otra cosa, no era el conglomerado económico Alibaba el que nos iba a ayudar, era su dueño en carácter personal, pero el maldito bloqueo gringo lo impidió.
De todas formas, ganaremos la batalla a esta enfermedad.