“(…) hace más de un año vemos cómo se ha ido transformando el entorno sociocultural del centro urbano en un paraíso para el desorden, la falta de respeto y la indisciplina”. Uso esta frase desde el comienzo porque, desde mi percepción, resume lo que plantea en su carta Marilú Cruz Hernández, residente en calle Martí, No. 388, entre Dimas Daniel y Sergio Antuña, en el municipio de Morón.
La remitente argumenta: “(…) Hace algunos años soy cuidadora directa de mi madre, anciana de 86 años que quedó ciega; luego, poco a poco, fue quedando encamada, además de sufrir de una incipiente demencia que avanza devastando a quien la padece e impactando a quienes rodean al enfermo.
“(…) Todo comenzó en septiembre de 2017, cuando, a raíz de los festejos populares, se decidió ubicar, a escasos metros de nuestras viviendas, una tribuna con un potente andamiaje tecnológico (…). En esa oportunidad, ante nuestro reclamo (…), se detuvo la música, que ya estaba haciendo brincar los cuadros en las paredes y los adornos encima de las mesas.
La tarima se desmontó por el paso del huracán Irma. “(…) al llegar diciembre y las festividades por el fin de año se montó, el 29, otra tribuna mayor, esta vez, casi en el portal de mi casa (…), si me inclinaba un poco desde el balcón podía tocar sus tubos (…). Para nosotros fue un segundo huracán. (…) Al finalizar, hicimos llegar nuestra preocupación e inconformidad a los organismos que tenían que ver: Cultura, Higiene y el CITMA. (…) Nunca tuvimos respuesta.
“En septiembre de 2018, nuevamente se ubicó la misma tarima a escasos metros de nuestras casas. Los festejos populares debían comenzar miércoles o jueves en la noche (…), la música comenzó desde el lunes. ¿Por qué en Morón se está confundiendo recreación con escándalo? (…) hicimos una carta firmada por más de 30 vecinos, dolientes todos, (…) que se hizo llegar al Gobierno local, Higiene y Epidemiología y el CITMA. (…) bafles por doquier, carros con maleteros abiertos y música a todo volumen a altas horas de la noche, motorinas, coches y bicitaxis pululando su escándalo particular (…).
“(…) desde el primer fin de semana de diciembre de 2018 se comenzaron a sacar los bafles para los portales de algunas instalaciones enclavadas entre viviendas (…) Después, ya no eran los fines de semana, eran todos los días (…). El 27, bien temprano, se comenzó a levantar la tribuna (…). Nuevamente transmitimos la preocupación (…). Una funcionaria mandó al administrador a desmontar ese proyecto recreativo. Fue peor, pues se generó un ambiente tenso, en el cual fuimos víctimas de agresiones verbales por parte de un individuo que no vive en el lugar (…). Estos días fueron la apoteosis de la música alta, las vibraciones, (…) sufrimos de mareos, dolores de oídos, aturdimiento y ronquera, a fuerza de intentar hablar gritando.
“A excepción de la actividad dedicada a los niños el día 2 de enero y dos momentos culturales, 29 y 30 de diciembre, que no abarcaron más de dos horas, el resto fue agresión, atropello, desenfreno (…).”
En su misiva, Marilú esgrime otros (muchos) argumentos relacionados con el tema que, por carencia de espacio, no publicamos en esta sección. Sin embargo, apunta hacia un blanco con el cual quizás usted también coincida: “(…) se está molestando en nombre de una recreación mal diseñada, que ni siquiera es del disfrute de una gran parte del pueblo (…), podría deformarse a un segmento de la juventud que necesita nuestra orientación”. Este redactor se pregunta: ¿Qué sucederá el próximo verano o en los próximos festejos populares?
Les contaré que yo me gradué hace un año y medio en Santa Clara. Por diferentes causas visito frecuentemente esa ciudad, como también Cienfuegos, Lajas, Morón, Ciego de Ávila, Chambas, La Habana. En todos estos lugares se vive el mismo infierno, pasas por cada barrio y es lo mismo, y ves policías pasando, patrullas, y no dicen nada, se hacen los desentendidos, muchas veces hasta se paran a fiestar también.
Entonces vas a la PNR, haces la denuncia, te dicen cualquier cosa, la muela más inverosímil, y todo se olvida.
Debemos tener mucho cuidado, porque nuestra sociedad está caminando hacia un futuro muy peligroso, muy dañino. Se está perdiendo el respeto entre vecinos, las instituciones públicas no respetan las leyes, los organismos encargados de velar por el orden no se ocupan de ello. La tranquilidad es un logro muy importante de nuestra Revolución, !por favor!, no permitamos que se pierda.
Yo no se con la nueva constitución las autoridades encargadas del orden como van a vincular y corregir esta situacion tan precaria en la capital, necesitamos mas limpieza y orden en la Capital de Todos los Cubanos, como dice el nuevo dicho, gracias por su atención, un Habanero preocupado.