“Con perros nos comparamos los humanos, o como perros nos sentimos, cuando algo o alguien nos tratan mal. Así mismo me sentí cuando requerí de los servicios de la Clínica de animales afectivos del municipio de Ciego de Ávila y observé las condiciones que ofrece este lugar para los que, como yo, esperaban por ser atendidos en la consulta del veterinario.”
Así comienza su carta Enar Morales Recio, residente en calle Libertad No. 380, entre Dos y Tres, en el reparto Vista Alegre. Y es real, ante cualquier indicio de mala atención muchos referimos: “fui tratado como un perro” o “ni un perro recibe este trato”. Como si estos animales merecieran el desprecio o fueran los únicos que fueran víctimas de los desdenes de quienes se rebajan tanto que muestran su “superioridad” con ellos.
Es este un tema muy llevado y traído, pero no resuelto. Por eso, sin obviarlo, concentrémonos en la misiva de Enar cuando alega: “No importa edad, estado físico o condición; allí no hay techo ni asientos para nadie esperar, no importa el tiempo, tampoco importa sol, lluvias o altas temperaturas, no existen opciones.
“El espacio para esperar es el mismo que usan los vecinos para acceder a sus casas situadas allí; el piso, irregular, es de cemento, tierra, hierbas y asfalto…
“Por otra parte, tienes que adivinar por la cola de “perros con perros” que es una clínica veterinaria, pues no existe valla que te indique que de eso se trata.
“Se comparte el mismo espacio de la consulta del médico veterinario con los servicios de desparasitación, sueros, inyecciones, curaciones, etcétera, muchas veces interrumpido uno por el otro. ¿Y la bioseguridad? El local carece de pintura, estética, con falta de información sobre los servicios que ofrecen.
“¡Qué pena que este servicio carezca de condiciones, pues el desempeño del personal es muy profesional y se acompaña de un excelente trato! Bien valdría la pena echar una ojeada por parte de la dirección del Instituto de Medicina Veterinaria sobre lo que señalo. Se requiere un mínimo de recursos para crear condiciones.
A alguien, supongo, debe importarle...”
La verdad que cuenta este remitente es irrebatible. Ojalá la solución en la respuesta de los responsables por tanto maltrato a animales y dueños, también lo sea. El buzón de Cartas Abiertas también está abierto. Ah, y las redundancias no valen.
Los animales también conforman a las sociedades y por tanto, deben tener los mismos derechos a la atención que los humanos, en los centros que los asisten.