Como un maestro

El nombre del magnífico personaje de la telenovela cubana Entrega se me antoja una hermosa alegoría a aquel niño que no ocultó quién era, en un rapto de amor y compromiso que le costó la vida.

Tres veces dijo que él era el maestro, ante los bandidos que no le perdonaron la osadía de dejar su casa, su inocencia, y meterse en los campos oscuros y dolidos a encender una luz.

No se pudo saber cuán lejos llegaría el muchacho después de esa campaña, cuántos nombres enseñaría a escribir, a cuántos niños le tomaría la mano mientras repetía en voz alta: “mamá, papá, bandera, Martí, Al combate corred, bayameses”.

Nunca se supo con cuánta pasión pudo haber enseñado las bellezas del idioma, cómo hablaría de los campos, las ciudades, las lomas, los montes y los ríos; cómo contaría las hazañas.

Nadie pudo saber cuál sería el tono de su voz mientras hablara de la sangre derramada y de aquel que no la derramó por pura suerte, por cosas del destino, pero que estaba allí también dispuesto a derramarla.

Nadie puede saber cuánto valor le otorgaría a un libro, a una fecha inolvidable, cómo resonarían en su garganta los versos de Villena, las palabras de Mella, de Frank, Abel o José Antonio.

A cuántos héroes ayudaría a bajar de sus mármoles, a salir del fondo de la tierra, a cuántos jóvenes como él haría volver a las calles que pisaron, cómo hablaría del sobresalto, de las sirenas que no dejaban dormir en medio de las noches, del nombre falso, clandestino; de la Sierra que esperaba, del llano que confiaba en quienes un día bajarían con barbas y collares de Santa Juana.

No se pudo saber nunca a quién dedicó su último recuerdo, quienes pasaron por su mente mientras era profanado, si en algún momento sintió miedo, si tuvo tiempo a desear seguir viviendo para poder amar, para mirar la cara de su madre, los amigos del barrio, para poder preguntar como los otros: “díganos ahora, qué tenemos que hacer”. Y hacerlo.

El personaje de Manuel, delicadamente dibujado, e interpretado con pasión por ese joven actor, se parece a un maestro. Lo veo con gusto, lo espero para disfrutar lo que nos regalará en escenas bien pensadas de apenas unos minutos; y con él recuerdo a los maestros de verdad.

A los que no ensayan su personaje, a los que, pese a todo, aman su escenario y sus largas escenas de horas y horas, a los que enseñan todo lo que saben, a los que leen y releen los mismos libros de toda la vida, a aquellos que enseñan que es mejor ser útil que príncipe.

Veo al actor y me agrada. El tono de voz del personaje, su bella sonrisa, el modo en que mira a los alumnos fijamente a los ojos para descubrir lo que habita adentro de ellos y para dejar ver lo que lleva en sí mismo.

Se mueve por el escenario, escribe vocablos escogidos meticulosamente en el pizarrón, y exhorta a los muchachos; corrige al rebelde, al maleducado, al que piensa que sus posesiones son todo en la vida. Los reta a que busquen, a que busquen la sabiduría que hay en todas partes. A que descubran la belleza y la sabiduría escondida adentro de ellos mismos.

Veo a Manuel que no puede vivir sin ser maestro, aunque el sueldo no le alcance para vivir, aunque las flores son bellas y dan más, aunque su esposa y su padre no lo secundan; aunque sea incomprendido y criticado.

Y pienso en mis maestros, en los que me enseñaron casi todo lo que sé, los que me mostraron un mundo maravilloso del que no he podido escapar jamás.

Veo a Manuel, que insiste y se debate con él mismo, que crece en cada escena; me gusta el exquisito personaje; pero no añoro un maestro así para mis hijos, porque sé que tendrán uno de verdad cada curso, cada día por el resto de sus vidas.

Escucho su nombre y se me antoja una hermosa alegoría con aquel niño maestro; lo veo y pienso en lo edificante que resulta crear personajes tan inspiradores, lo disfruto y aplaudo su belleza. Y no puedo dejar de recordar a todo aquel que en todas partes, a tiempo y casi todo el tiempo, encienden una luz, avivan una lámpara.


Comentarios  
# Alejandro Chang 05-11-2020 16:05
Esa novela vino a recordarnos a todo el valor que tiene la escuela, los buenos profesores, la amistad, el amor verdadero. Es una joya de la televisión cubana de todos los tiempos. GRACIASSSSS a todos los que lo hicieron posible.
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