Welles, el multifacético
“Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Solo mediante el amor y la amistad, podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos”.
“Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Solo mediante el amor y la amistad, podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos”.
• “Basta conocer la pasión dominante de una persona, para poder estar seguros de saber agradarle”, bien pensada sentencia que pertenece a la autoría de Marco Aurelio Antonio Augusto (121-180), el último de los llamados Cinco Buenos Emperadores de Roma; y el tercero de origen hispano, también conocido como El Sabio o El Filósofo.
Este gobernante romano, según refieren estudiosos, está considerado como una de las figuras más representativas de la filosofía estoica. Su gobierno estuvo marcado por hechos guerreros en Asia y en Germania Superior.
Agregan que, al tiempo que luchaba en las campañas de los años 170 y 180, Marco Aurelio escribió sus Meditaciones, como fuente para su guía y mejoría personal.
Sus anotaciones en esa obra son representativas de una mente lógica y un pensamiento filosófico y espiritual, acorde al estoicismo, doctrina que abrazó y defendió. Las Meditaciones están consideradas como un monumento literario a un gobierno al servicio del deber. Además, fueron elogiadas por su exquisito acento y dulzura.
• En fecha tan lejana como el año 1560, los italianos utilizaron por vez primera los preservativos o condones, que confeccionaban de lino, para protegerse de las enfermedades venéreas.
• Sepa, amigo internauta, que la Paleografía es el arte de leer o descifrar los escritos antiguos. Esta rama de las ciencias deviene valioso auxiliar de la Historia y de la Antropología.
• El drama Hamlet pertenece a la autoría de William Shakespeare (1564-1616), poeta y dramaturgo inglés. Está conformado en cinco actos, y refleja de forma admirable el alma del Hamlet soñador y filósofo contemplativo, quien sucumbe agobiado por el papel que le obliga a representar la fatalidad de las circunstancias y la conmovedora figura de Ofelia, su prometida.
• El signo de igual a (=) se utiliza hace ya más de cuatro siglos. Fue el matemático inglés Robert Recorde quien lo eligió porque “dos cosas no pueden ser más iguales que dos rectas paralelas”, según la definición que acuñó en uno de sus libros.
• El Fénix era un ave fabulosa que, según las creencias de los antiguos, era única y renacía de sus cenizas. Se denomina así a lo que se tiene por exquisito y único de su especie.
“Tal vez en la llaneza y la humildad suelan esconderse los regocijos más aventajados”, bella y sabia sentencia acuñada por el escritor, poeta, dramaturgo, novelista, contable y soldado español Miguel de Cervantes y Saavedra (1547–1616).
“No hay deber que descuidemos tanto como el de ser felices”, sentenció el novelista, poeta y ensayista escocés Robert Louis Stevenson (1850–1894).
“El talento de algunos hombres es una linterna sorda: sirve al que la lleva y no alumbra el camino”, sentenció el escritor, poeta y traductor inglés Alexander Pope (1688-1744).
“El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe”, sentencia suscrita por el filósofo griego Diógenes (C. 412 a. C.-333 a. C.), conocido también como Diógenes de Sinope o Diógenes el Cínico.
“Haces bien, proletario, en tener desconfianza del que canta al torrente, pero no se lanza”, sentenció el poeta, escritor y periodista cubano José Zacarías Tallet.
“Jamás da el alma humana mejor prueba de fortaleza y nobleza que cuando renuncia a la venganza y se atiene a perdonar una ofensa”, bella e inteligente sentencia rubricada por el genial actor inglés Charles Chaplin.
“Los libros: siempre maestros de mi vida, siempre fieles amigos”, sentenció el poeta, jurista y político español Juan Meléndez Valdés (1754–1817), quien fuera considerado como uno de los más sobresalientes del llamado grupo neoclásico.
“De todos los animales de la creación, el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir.”
“Componer no es difícil: lo complicado es dejar caer bajo la mesa las notas superfluas”, sentenció Johannes Brahms (1832–1897), pianista y compositor alemán, célebre por sus líderes y su música de cámara.