Osvaldo Gutiérrez Gómez Para Yoel Sifontes Bello, epidemiólogo avileño que integra por estos días uno de los equipos médicos del centro de aislamiento Ceballos Ocho, para pacientes asintomáticos de casos positivos al nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, hay días que reservan una connotación especial.
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Así ocurrió con este 24 de abril, cuando su esposa, también trabajadora del sector de la salud, estuvo de cumpleaños, pero sólo podrá felicitarla desde la distancia, porque es preciso cumplir el régimen de aislamiento establecido, no sólo para los pacientes, sino también para todos los trabajadores.
Por eso tendrá que esperar después de 14 días de trabajo, un periodo similar de cuarentena para no exponer a la comunidad y sólo entonces llegar al hogar donde junto a su compañera Yakelín, lo espera Amanda, la hija de ambos, de 14 años.
Con más de 25 años de experiencia en la especialidad, Sifontes Bello aplica esos conocimientos a favor de la familia y asegura que allí han creado un filtro sanitario en el pasillo de la casa donde se quita la ropa, se asea en un baño independiente y solo después tiene contacto con los demás.
Igual rigor mantienen en el centro de aislamiento los equipos médicos que se alternan para la atención durante 14 horas a los sospechosos de padecer la enfermedad y los trabajadores que conforman el personal de apoyo para ocuparse de las tareas de limpieza, higiene y alimentación.
Explica el especialista que se vigila el riesgo biológico y la bioseguridad de todos y se exige por el cumplimiento de las orientaciones, uso de nasobucos y ropa sanitaria, pues los casos allí son asintomáticos y no se sabe quién pueda ser portador del nuevo coronavirus.
Ejemplificó con un grupo de personas relacionadas con un evento de trasmisión ocurrido en el municipio de Florencia, entre los cuales había una hermosa niña de 19 meses, que se veía totalmente sana, sin embargo se impidió que alguien la cargara y después de realizar las pruebas correspondientes, sólo la infante fue positiva.
Con 52 años de edad y varias misiones en países como Ecuador, Venezuela y Colombia, Yoel le conoce bien la cara a epidemias como el Cólera, el Dengue, el Zika, la Chicungunya , el Paludismo y el SIDA; no obstante, reconoce que la COVID-19 es una enfermedad de alta contagiosidad, de la que no se tienen aún todos los conocimientos en el mundo.
De acuerdo con los protocolos establecidos, en el centro de aislamiento de Ceballos ocho permanecen los contactos asintomáticos de casos positivos en la provincia, a los que se les aplica la prueba en tiempo real (PCR).
Si son portadores se trasladan a un hospital en Camagüey y sin son negativos regresan a sus hogares para mantenerse bajo la vigilancia epidemiológica de su área de salud.
Con 82 casos confirmados y una tasa de incidencia de 18,7 por cada 100 mil habitantes, Ciego de Ávila extrema medidas como la pesquisa activa y el aislamiento de todas las personas sospechosas en aras de detener la expansión de la enfermedad, a un mes de haberse detectado el primer caso en su territorio.