El monólogo La guagua, escrito el pasado siglo por Héctor Zumbado, y magistralmente popularizado por Carlos Ruiz de la Tejera, parece hoy como si estuviera recién estrenado.
Las circunstancias de la economía cubana, por el persistente e irracional bloqueo estadounidense al país, generan situaciones que contrastan con el noble propósito de que los pueblos vivan en buenas condiciones.
Justo el transporte ha sido uno de los sectores más vulnerables, realidad de la cual no escapa el municipio de Morón, que en tiempos normales es de los que mejores opciones presenta, sin embargo, ahora la vida cambió ese curso y no queda otra opción que "exprimir" inteligencia y sensibilidades para encontrar soluciones factibles ante la escasez.
Los ómnibus de Transmetro han sido vitales en los últimos años para asegurar los servicios al Turismo, pero, a la vez, su aporte al traslado de pasajeros deviene inestimable ayuda a los ingresos de la entidad, y, por supuesto, a quienes se mueven de un extremo a otro en la provincia.
Según Eliades Suárez Alcina, jefe del Grupo de Operaciones de la unidad empresarial de base moronense, al iniciar septiembre tenían 104 servicios, pero tras el reajuste de mediados de mes fue necesaria una reducción y la cifra de viajes bajó hasta 39.
Ante esta situación precisaban de medidas internas para afectar lo menos posible a sus 197 choferes: "Formamos tres brigadas para que trabajen de forma rotativa. El personal ha respondido como se esperaba y no hay incidencias significativas,"
Ya en plena carretera la realidad tiene sus complejidades, pero la tendencia es a la ayuda mutua, con el humor como arma para paliar el difícil trance.
Trabajadores y viajeros han vivido escenas inimaginables por Zumbado y Ruiz de la Tejera. Alguien sube cargado con muchos paquetes, pide ayuda a quien está sentado, quien, en un santiamén, queda cubierto de mochilas y jabas. Entre ambos solo media el rostro de sorpresa del sentado y la cara sonriente del recién llegado, acompañada por un lacónico y sincero "Gracias".
El chiste y el doble sentido ganan fuerza. Cuenta un amigo que venía de pie, que otro viajero debía avanzar por el pasillo y le dijo: "Puro, prepárate que voy", y pasó con el inevitable roce y algunas carcajadas. Poco después, un señor ubicado en el fondo de la guagua, quien había llegado a su destino, le solicitaba al chofer que abriera la puerta de atrás. Como no existe esa salida, ahí surgieron nuevas risas.
Tranquilidad en el parqueo, a la vez, abunda la limpieza y el orden
Aprovechar el tiempo
No todos los carros están incluidos en los programas de viaje, de acuerdo con Suárez Alcina, por una razón evidente: Los 11 vehículos que tienen índices de consumo elevado están remitidos al taller.
Por sus funciones, la UEB tenía asignados más de 250 000 litros de combustible por mes. Tras el reajuste, la entrega diaria promediaba en los últimos días de septiembre 2 774 litros, y con esa cantidad el monto total del mes no pasó de los 120 000 litros.
En cuanto a los choferes, al estar divididos en brigadas, laboran un día y luego recesan dos, pero ello no implica que se pierda tiempo, según Maidel García Viamontes, joven responsable de una Yutong de 29 plazas, que no se incorporó a la rotación inicial, pues se les dio preferencia a los ómnibus de mayor capacidad.
¿Desespero del conductor? En lo absoluto. Lo encontramos en plena limpieza de su equipo porque aspira a tenerlo listo para cuando sea necesario.
Maidel aprovecha el tiempo con mantenimiento a su ómnibus
"Hay que pasarle la mano al carro, sobre todo en la parte mecánica, cambiarle los filtros de petróleo, regularle los cabezales de dirección y los frenos. Este equipo ya tiene cinco años y parece nuevo", afirmó Maidel.
Y él no era el único en la base. Al momento de nuestra visita, varios de sus colegas hacían labores de mecánica para "afilar" sus naves, de manera que estén listas lo antes posible.
Mientras esto ocurre, en las carreteras los choferes combinan el ascenso a sus carros de trabajadores y el resto de la población, siempre con advertencias hacia el buen comportamiento. No es hora de indisciplinas.