Madre, amor incondicional que no cree en barreras, que pone el pecho a las balas para salvar a sus crías, que vive fuera de sí misma a través de la felicidad o la tristeza de ese ser que trajo al mundo.
Si eres feliz, ella lo es también, y para evitarte una pena es capaz de mover el planeta.
Sus lágrimas son agua bendita que se derrama en silencio en las noches de espera y ante la distancia de los océanos.
Sus arrugas y sus canas nos hablan de sacrificios, de leyendas infinitas.
No hay inspiración como la madre para salir al combate.
Yo no soy marinero, por ti seré
Nada como soñar juntos
Vamos a descubrir el mundo
Toda madre debiera llamarse maravilla
Ella no sabe de imposibles
Todo homenaje es insuficiente en tu día
Por una mirada, un mundo
Tu amor me hace grande
Ella sabe de sacrificios y constancia, pero no de rendición