La doctora Leidy Laura Sarduy Moya anda de centro de aislamiento en centro de aislamiento, sin contemplaciones. Ella, a sus 26 años, ha dicho que sí al combate contra la pandemia en Ciego de Ávila, razón por la cual recibió el 3 de diciembre de 2020, en acto provincial por el Día de la Medicina Latinoamericana, el reconocimiento de su sector.
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Trabajó durante semanas en los centros de aislamiento de Ceballos Ocho, la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez y el Hospital Psiquiátrico Nguyen Van Troi, ha asumido responsabilidades en el policlínico del municipio de Venezuela; y estuvo, también allí, a cargo de un consultorio médico comunitario, el número siete, del poblado La Ofelia, en su servicio social, por un año y dos meses.
De ciclo en ciclo, “disfrazada” o aislada (en varios moteles de la provincia) para chequeo, después de cumplir con su tarea, acumula unos cuantos meses cerca del riesgo. Entonces, uno piensa en el personal de Salud cubano que ha fallecido por el impacto del SARS-CoV-2 y no evita pensar en esos héroes, que han resistido durante casi un calendario completo.
En el mundo, muchos de ellos (médicos, enfermeros, camilleros…) han perdido la pelea ante esta terrible enfermedad, otros se mantienen en una prolongada batalla y, otros, han visto con orgullo la recuperación de sus pacientes.
Cuenta la galena, vía WhatsApp, que integra el primer equipo de profesionales que enfrenta la COVID-19 en ese centro de asilamiento para contactos de positivos, ubicado en el politécnico Ramón Paz Borroto, de Venezuela, en marcha desde el pasado 4 de febrero, como parte de las acciones de las autoridades locales para evitar que crezca la negativa trayectoria del territorio (con 18 casos en el brote, 46 en el primer rebrote y 11 en lo que va de segundo rebrote).
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Ahora Leidy Laura espera la realización del PCR del quinto día, tras haber concluido este jueves sus siete días con botas verdes, sobrebata, careta, nasobuco… Incluso, rememora que en la primera jornada se recibieron 67 personas, lo que implicó horas y más horas de controles, vigilancia y escritura.
No obstante, la joven reconoce el esfuerzo del equipo, compuesto por el director del centro de aislamiento, el estomatólogo Asnel Taño, los doctores Dania Rivero, Félix Daniel Lozada y Jenni Ruiz, y la estadística Raquel Hernández. Y créanle, se necesita apoyo para desafiar esa avalancha de posibles enfermos.
Y esta doctora también aprende haciendo. “Aquí llegó una señora, con síntomas, la separamos del resto, porque la experiencia decía que estaba contagiada, y así fue.” Como quien ya no improvisa, como quien prescribe a ciencia cierta, se desempeña Sarduy Moya, con un prestigio ganado dentro de su gremio.
Dentro de 14 días, si no aparece otra responsabilidad, ella volverá al politécnico Ramón Paz Borroto —institución que lo mismo es centro de aislamiento que de evacuación—, para “disfrazarse” con botas verdes, sobrebata, careta, nasobuco…, y esconder, una vez más, la sonrisa, de la que solo se sienten las carcajadas. La familia nunca queda atrás, siempre va con esta profesional, orgullosa del resultado de años “quemando pestañas”.
Este jueves, al marcharse al motel La Rueda, “dejó atrás” a 35 pacientes, de 106 que había visto llegar. Las historias que Leidy Laura acumula no caben en estos párrafos, que buscan reconocerle desde el aplauso de las palabras, pero esas las contará o escribirá un día, cuando para ella sentarse a la mesa no sea solo para poner nombres, apellidos, direcciones, síntomas… Como prólogo, quizás, aquí les va una pincelada de su obra, in crescendo.