“Ese está embruja’o”, es la expresión de varias de las personas que, desde el viernes 7 hasta el miércoles 12, vieron zozobrar —con cierto misticismo— aquel barco-restaurante que llegó al Parque de la Ciudad de Ciego de Ávila en marzo de 2019 y debió acoger a sus primeros “marineros” dos semanas después, además de reanimar la Gastronomía local, en un proyecto que vivió mejores épocas.
La embarcación causó baja del Ministerio de Turismo y se adquirió con parte del presupuesto de la contribución territorial del uno por ciento, atracada durante más de un año a escasos metros de la orilla de La Turbina, con varias fechas de inauguración, superó con lentitud la línea de flotación y naufragó, contingencia que no pudo atajarse a tiempo.
? Hasta que naufragó el barco del Parque de la Ciudad ??? #CiegoDeÁvila
Posted by Guajiro Periodista JAleM on Sunday, August 9, 2020
Aquello que todavía se piensa como proyecto de desarrollo local, con la Empresa Municipal de Gastronomía al timón, soltó las amarras que “le fijaban” entre cuatro postes clavados en el fango y, en tres momentos, zarpó por las aguas turbias y fondos pedregosos, en un bregar solitario, hasta chocar con el restaurante El Flotante. Muchas reparaciones le aguardan antes de someterse a un futuro, ahora, más incierto.
Pero uno, que no sabe cuándo podrá reservar en su planta baja (con ocho mesas para cuatro personas) o disfrutar del bar de arriba (con siete mesas para cuatro personas), lamenta menos lo ocurrido que los obreros de mantenimiento de Gastronomía en la ciudad cabecera, quienes saben el porqué le han sacado agua con cubos y devuelto a su lugar tras cada escapada.
En diálogo con Luis Alberto Peraza González, Yoel Ruiz Abreu y Luis García Mendibur, conocimos los efectos de dejarle pasar por encima tantos días al hecho. Cuentan que el navío se ha desatado y han tenido que halarlo, pues los cuatro tubos que debían vararlo están flojos y las sogas fáciles de reventarse.
Saber qué lo hirió fue especulación, si bien el agua se arrimaba a sus ventanillas, en una profundidad de casi cuatro metros. Ya el martes, con los intentos fallidos de sacarlo a la orilla, se supo que, después de desengancharse, en brusco movimiento, tumbó uno de los postes de una “aletada” y este se le encajó por debajo, cerca de la popa, provocando la lesión que anegó, otra vez, los sueños.
Roberto Jiménez Díaz, administrador de la unidad —que todavía no es—, recordó que “una vez se destrabó y fue a parar al otro lado de La Turbina, cogió un poco de agua, pero se le sacó con una bomba; todo lo contrario a lo que se podía hacer en estos momentos, sin equipos”. Asimismo, reiteró que “los tubos no tienen fortaleza y se desencajan; se arreglaron la semana pasada y no sirvió”.
Por encima de declarar, el lunes, que no se tenía conocimientos sobre cómo resolverse el batacazo, precisó que “está proyectado que salga y va a salir” —sin que se entienda como otro viaje—. No se ha renunciado a los propósitos iniciales, por más que el maquillaje del inmueble vea desteñirse al lago en poco tiempo.
Yuri Izaguirre González, director de Gastronomía en el municipio, dejó entrever cuánto demoraron en articularse las fuerzas en función de localizar los recursos para solucionar la problemática, en un escenario que ha generado más desesperanzas que expectativas.
Ante la demora, que fue señalada por incontables dolientes, el martes en la tarde trabajadores de Comunales, Gastronomía y la Unidad Empresarial de Base Cubiza intentaron montarlo encima de una plataforma de tubos flotantes fabricada por la empresa Ciegoplast y, tras no poder alzarlo, se enfrascaron en arrastrarlo hacia la otra orilla con un Volvo, acción que apenas logró moverlo, con el consiguiente daño a su estructura.
Unos hablan de sacarlo y ponerlo sobre bases de cemento, otros de arreglarlo y devolverlo al agua, y algunos, como Luis Alberto Pérez Olivares, director de Comunales, defienden la idea de colocarlo sobre una nueva balsa de Ciegoplast a la medida y que soporte sus 24 toneladas. Esperemos, si bastante ya se ha esperado.
Según Pérez Olivares, adquirir la antigua embarcación costó 250 000.00 pesos, sin contar las reparaciones hechas luego por la otrora fábrica de chapeadoras, hoy Unidad Empresarial de Base Indalecio Montejo, encargada de reconvertir aquella añosa patana salvada, incluso, de la demolición. El monto total supera el millón de pesos.
Cabe la posibilidad de que sobreviva, pero al rescate de la estructura se debe sumar el enfrentamiento a indisciplinas sociales que sufrió encallado. Allí pernoctaron deambulantes en sus noches ebrias y sobrios que efectuaron sus encuentros nocturnos con desagradables huellas, otorgando al “sin rumbo” esa rabia que le hizo voltearse, tumbar “molinos” y sumergir sus penas.
• Lea también: Naufragios turbineros.
Barco Turbina Parque de la Ciudad de #CiegoDeÁvila? Barco de La Turbina, Parque de la Ciudad de #CiegoDeÁvila LEA ?? http://www.invasor.cu/es/secciones/sociedad/barco-herido-en-la-turbina-de-ciego-de-avila
Posted by Guajiro Periodista JAleM on Thursday, August 13, 2020
Cuando se recupera la inversión de más de un millón de Cup ?.
Por qué hubo que pagar por algo que estaba dado de baja ?
Periodista te invito a que visites el área de los equipos infantiles en el mismo lugar , ninguno funciona y la " cafetería " que se construyó no ha vendido nunca ( hablo del área que está por donde el golfito que hace más de un año está allí sin darle uso )
Brmh
me parece que no han sabido buscar quien realmente le pueda dar solucion a este problema
les sugiero que hagan contrato con una empresa que tenga experiencia en situciones como esta
ejemplo ASTOR en Manzanillo