La Fábrica de Conservas de Florencia es la única del país que procesa el pimiento morrón, destinado al turismo, que se almacena pelado en una disolución de hidróxido de sodio, y resulta, junto al tamal en lata, una de las producciones a fomentar.
Según explicó Marlenis Pérez Pérez, especialista de Procesos Tecnológicos en la pequeña factoría, esa línea única tardó años en rescatarse, pues se hacía difícil obtener, en la agricultura avileña, pimientos morrones aptos para la conserva. “Lograrlo dependió de la capacitación entre los pimenteros y en la industria”.
Sin embargo, este no ha sido un calendario favorable para el vegetal, ya que de 24 toneladas (t) a procesar durante la campaña de febrero a mayo, solo se elaboraron 5,2 t, resultado de la falta de envases de hojalata, problemas con la tapadora y dificultades con la calidad del fruto recibido por la industria.
Las dificultades con la calidad obligaron a dar otro destino al ají, en frascos de plástico, empleados para almacenar pimientos encurtidos, ensalada de col y pimiento, y vegetales mixtos.
Para la próxima campaña, aunque todavía en proceso de contratación, fueron demandadas por la fábrica unas 120 t de pimiento, superior a la anterior, que fue de 74 t. El encargo tiene asegurados 31 941 pomos de vidrio de 1 kilogramo, idóneos para almacenar las proyectadas 24 t de pimiento morrón.
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Florencia ha logrado también diversificar sus producciones con la introducción de los frijoles (negro, blanco y colorado) en conserva, que datan de los años 80 del siglo pasado —época de apogeo en la agricultura—, pero se perdió en el Período Especial. Aunque, el sabroso resultado, que ofrece interesantes oportunidades en los mercados, tampoco escapa a dificultades con envases de hojalata.
Rescatar esas manuales elaboraciones, que van desde poner el frijol en remojo hasta la colocación de la etiqueta, permite la obtención de 1,8 t diarias del producto, que representan unos 12 quintales de las leguminosas, que se vendeN, indistintamente, a través de la red de Comercio y a otros organismos.
En 2018, como parte de una estrategia en la provincia para garantizar capacidad de molienda en la campaña de tomate, la cual marchó sin el apoyo de la Fábrica de Majagua, por estar sometida a labores de remodelación, la de Florencia vio ascender su plan, de 500 t de tomate a moler, a 1200 t, pero, contrario a cualquier vaticinio, molió 2003 t convertidas en puré.
“Este año, el propósito inicial volvió a ser de 500 t; sin embargo, se alcanzaron las 955 t procesadas”, informó Elías Sánchez Jiménez, también especialista en Procesos Tecnológicos.
“Para la contienda de 2020 se mantienen las programadas 500 t del vegetal a moler y Majagua deberá asumir gran parte de la campaña, por lo que Florencia procesará menos tomate como puré y sus derivados. En su lugar, se incrementará el pimiento”.
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Marlenis Pérez Pérez se refirió entonces a que la industria florenciana trabaja el tomate triturado y, el año que viene, se debe recibir una variedad del fruto que, al contrario del recogido en 2019, pueda emplearse para elaborarlo entero pelado. Eso sí, para la “reaparecida” línea, la técnica sigue siendo la misma.
Sobre el tamal en lata, precisó que esta producción estuvo retirada por años, debido a que la industria no recibía la materia prima y por la ausencia de la tapadora. “Gracias a innovadores, otros organismos y el apoyo de Majagua, se logró adaptar una tapadora y, además, rescatar el pasteurizador, importante antes del tapado”.
Sobresale allí el empeño de la mano de obra al frente de la tarea de despajar, en ocho horas, 7 000 o más mazorcas de maíz. Hay personas que han adquirido tanta habilidad que parecen máquinas, sobre todo en la época grande del tamal en lata, que requiere hasta de 10 000 mazorcas por jornada.
La industria, igualmente, aprovecha la col, el pepino, el tomate verde, la frutabomba y la guayaba, entre otras variedades que se contratan con los campesinos a través de las formas productivas. Y, en medio de varios sinsabores fabriles y de la agricultura, la aspiración tiene que ser evitar conservarlos.