Sexualización infantil: ellas no son mujercitas

La mamá de Gretel nos contaba que a su hija las amiguitas le dicen “chea” por las batas que usa. Cuando eso pasa, tiene que explicarle que no debe preocuparse: a su edad es normal vestirse así.

A la mamá de Gretel le puede ser difícil hacerla entender, cuando cada vez más las niñas se ven como “mujercitas”. Así lo consienten y fomentan en casa; así lo reproduce la sociedad; así lo van interiorizando y queriendo ellas.

No se trata de un fenómeno exclusivo de Ciego de Ávila o de Cuba. En 2011, alcanzó gran repercusión internacional, tras las duras críticas a la revista Vogue por utilizar a una modelo de 10 años con ropa y poses de mujer adulta.

La hipersexualización infantil, sobre todo en estos tiempos de auge de las redes sociales, es un fenómeno con alcance mundial. Plataformas como Instagram o Facebook son un área tanto para la reproducción de estos estereotipos desde la infancia como para propiciar actos de pedofilia o ciberacoso.

Una búsqueda en Google sobre el tema deja ver que bastante se ha escrito al respecto, pues la tendencia existe, va en aumento y es peligrosa. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque posibilita y fomenta la erotización, el continuar viendo el cuerpo femenino como un objeto sexual. Y porque se considera una manera de quemar etapas, una forma de maltrato infantil.

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Posted by Evoluciona. Campaña Cubana por la NO Violencia hacia Mujeres on Thursday, October 3, 2019

Se habla de que los concursos de belleza para niñas han sido catalizadores para esto. En países como Francia fueron prohibidos por sus notables consecuencias negativas. A pesar de esos esfuerzos, continúan realizándose y los medios de comunicación los amplifican y amparan.

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Los especialistas aseguran que, desde el punto de vista psicológico, esa abrupta transición hacia la adultez está relacionada con el comienzo precoz de las relaciones sexuales, causa a su vez de los frecuentes embarazos en la adolescencia. También se asocia a frecuentes trastornos en el estado de ánimo por la obsesión constante con el aspecto físico, que podría desencadenar desórdenes alimenticios como la bulimia.

Ojo, no debe confundirse este análisis con la necesidad de la educación sexual. Eso, lo preventivo, sigue siendo la vía para explorar y conocer la sexualidad; el resto es solo privación de una infancia saludable.

inter infografia El uso de maquillaje, la forma de vestir, asumir patrones de la vida adulta y el consumo musical, destacan entre los aspectos más señalados al referirse a la hipersexualización en las niñas. Decir que la ropa provocativa es la causa de que los hombres las miren con lujuria sería una forma de justificar el patriarcado y la cosificación femenina, que es reprochable en cualquier etapa. En el caso de los infantes se vuelve aún más sensible.

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La sexualización contribuye a la mitificación del cuerpo de las niñas como objeto de deseo para los hombres y, de esta manera, legitima el abuso sexual.

Un artículo publicado en el 2016, con el título Manifestaciones del maltrato infantil, repercusión social y vías para su prevención, muestra algunas aristas sobre el maltrato infantil en Ciego de Ávila, con datos importantes a tener en cuenta: “Desde el año 2008 y hasta el cierre de 2015 se reportaron en los registros estadísticos del Departamento Provincial de Medicina Legal 94 casos de maltrato infantil; de ellos más del 89 por ciento son abusos sexuales.”

Aunque estos números no son los más recientes, alertan que esos sucesos no son ajenos e, incluso, podrían ser más representativos, teniendo en cuenta que no siempre se hacen las denuncias.

Cuando se habla en estos términos las personas se alarman porque esta es, podría decirse, la cara más visible y repudiada de la violencia en la etapa de la infancia. Aunque no es exclusivamente su detonante, la hipersexualización en ese período de la vida representa, sin dudas, un elemento fuertemente ligado.

Cuando se enfrentan a un fenómeno tan sensible como preocupante, no pocos le dan la espalda a la realidad y se amparan en el “ahora todo es malo”. Ese no puede ser el camino.

La idea es que estas líneas contribuyan a la reflexión y se entienda la necesidad de ser cuidadosos para evitar males mayores en el futuro. Sobre todo, lo imperativo de respetar sus espacios, su derecho a una infancia segura, pues lejos de ser “mujercitas en miniatura”, son solo eso, niñas.


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