Bajo cascos de caballos en Ciego de Ávila

¿Qué puede ocurrir si no se actúa razonablemente cuando comparten espacio cientos de equinos y miles de personas?

En respuesta a una preocupación publicada por Invasor a fines de marzo, acerca de la impunidad con que algunos cocheros vierten el estiércol de sus bestias en plena calle, la Dirección de Supervisión Integral en el municipio de Ciego de Ávila ha enviado una carta en la que da a conocer la aplicación de 216 multas este año por circular sin el colector para ese tipo de excretas, o por tenerlo en mal estado.

Aunque quizás a la mayoría de los propietarios, o a los autores directos de la mencionada violación, no les resulte grata la medida, vale la pena meditar un poco más allá de esa práctica, que sí contraviene lo normado, daña la higiene de la ciudad y marca un riesgo para la salud humana.

En primer lugar, es obvio que, al secarse bajo la acción del sol y no ser recogido de inmediato, ese estiércol se convierte en un polvillo verdoso que es esparcido por la brisa, inhalado por quien pase (con alto peligro respiratorio para los niños) y se cierne sobre los alimentos que las personas consumen o trasladan.

El problema, sin embargo, no parece “encincharse” únicamente en esa arista o en las emanaciones que también provocan las considerables cantidades de orine que, a toda hora, derraman los equinos en la ciudad. Bajo la fusta de los cocheros y entre las patas de las bestias subyacen otros riesgos.

No se trata de un pequeño grupo de animales. De acuerdo con los registros de la Unidad Estatal de Tráfico de Ciego de Ávila, más de 270 coches y carretones circulan dentro del municipio, el grueso en la ciudad cabecera, con protagonismo en el transporte urbano, trasiego de mercancías y recogida de desechos sólidos.

La cifra real, en cambio, debe ser superior si se tiene en cuenta que, como explica Yaquelín Valdez Alcorta, subdirectora de Licencia de Operación de Transporte en dicha Unidad, hay quienes no acuden a registrarse, o solicitan baja, pero continúan circulando.

CocheColectores o “culeros” así no cumplen su funciónLo cierto es que, por esa vía, miles de pasajeros se trasladan hacia distintos puntos cada día, realidad que no puede ser ignorada, sobre todo tras la irrupción del Período Especial, cuando muchas personas vieron en la tracción animal cielo abierto para el empleo bien remunerado.

En aras de una mayor actividad e ingresos, hay cocheros que tienen dos, tres y a veces más caballos. Por ello, la cifra real de animales está muy por encima de la cantidad de licencias de operación autorizadas. Pedro Luis Valdés Valle, director municipal de Control Pecuario, afirma que dentro del perímetro urbano hay no menos de 700 equinos. Y no todos los propietarios se ajustan a lo normado para la salud animal e higiene ambiental.

• Invasor ha tratado el tema de la accidentalidad de tránsito asociada a la tracción animal. Lea aquí.

Para impedir el hurto y sacrificio de esos animales, el dueño suele crear condiciones seguras, lo más cerca posible de la casa, bajo custodia casi siempre de perros. Ambos (equinos y caninos) alojan pulgas, garrapatas, chinches…

La necesidad de alimentar a las bestias también genera peligros. Volúmenes incalculables de hierba son cortados cada día y trasladados en sacos, pacas o a granel, lo que aumenta la presencia de insectos, roedores y otros vectores.

Tal ambiente puede favorecer enfermedades como leptospirosis, rabia, encefalomielitis, problemas dermatológicos, respiratorios…

En reiteradas ocasiones, lectores han comentado la fetidez, mosquero y falta de higiene en piqueras de coches, cerca de las cuales, por demás, ven su oportunidad vendedores de alimentos.

No se trata de emprender cruzada contra nadie. La ciudad tiene espacio para cocheros, carretoneros, caballos…

También lo hay en las leyes vigentes. Lo que no puede haber es margen para el peligro, para la impunidad, para la violación de lo establecido, sobre todo si entra en riesgo lo más preciado: la salud, la vida. Hágase lo correcto, para bien de animales y personas.

• Lea aquí acerca de otros peligros alertados por Invasor.


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