Rendiciones de cuenta: del poder y las imperfecciones

¿Qué me faltó por estos días? ¿Rememorar los grandes escenarios de la Acrópolis donde los atenienses discutían sus preocupaciones, y por lo cual se les atribuye desde hace 25 siglos la paternidad de la democracia? ¿Frecuentar los espaciosos teatros en que los parlamentarios de la época actual dicen resolver la vida de sus países?

Lejos de eso he sido testigo, en la capital de Ciego de Ávila, de una vía más directa, de llanas reuniones de barrios donde realmente late el sentir popular. Ese de hablar directo, de entender y discutir, de reconocer lo bueno, y también, lo que no se hace sin que una justificación seria respalde el incumplimiento.

No es preciso asistir a decenas o cientos de esos encuentros, en que los delegados de circunscripción rinden cuenta de su gestión, para descubrir imperfecciones y motivos de preocupación que resienten el momento fundamental en que los electores participan en el ejercicio de gobierno.

La cuestión fundamental, a mi modo de ver, radica en que el vecindario acude a estas citas con expectativas no siempre satisfechas; y ello provoca, con el tiempo, un desgaste moral y físico en la figura del delegado, más ahora en que ese hombre o mujer es electo por un período mayor, de cinco años.

Pocos análisis —expresados, entre otras formas, en reuniones que pocas veces sobrepasan el 50 por ciento de asistencia—, han estado dirigidos a razones agravadas por la situación económica real que enfrenta el país. Al cubano no hay quien le haga un cuento de bloqueo, mas, en determinados lugares, la gente insiste en solicitar la presencia de aquellas administraciones que acumulan quejan no solucionadas de un período a otro, relacionadas en lo fundamental con acciones en el orden organizativo.

Impaciencias de prolongada data, lo percibe alguien acostumbrado a presenciar un considerable número de estas reuniones, desde hace varios mandatos y en la mayoría de los municipios.

Con ejemplos recientes, donde la decisión popular de cambiar de lugar un punto de recogida de basura, se halla entre los “imposibles”; las irregularidades en el servicio de agua persisten por deficiente manipulación de las válvulas; o en el que la reparación del atezado del techo del edificio 26, en el Micro A de Ciego de Ávila, lleva esperando 17 años.

Se nota, igualmente, la falta de un resultado en el hecho de que las Comisiones Permanentes de Trabajo de la Asamblea Provincial del Poder Popular, siguen detectando administraciones que, en sus consejos de dirección, realizan un inadecuado análisis de los planteamientos formulados por la población, o sin incluir una comprobación a la calidad de los considerados como resueltos.

¿Contravienen lo estipulado aquellas áreas en que los reunidos solicitan la presencia, en el lugar, de los directivos de entidades? Me lo pregunté más de una vez, porque la documentación hasta ahora consultada precisaba que quien rinde cuenta de su gestión es el delegado; y que la asistencia de los directivos en ese escenario es cuestión de táctica de la presidencia de las asambleas.

Sin embargo, el artículo 27 del Manual de Funcionamiento de estas instancias de gobierno, reza, textualmente, que “El presidente de la Asamblea Municipal, una vez conocido el programa de reuniones elaborado por cada delegado, organiza todo el proceso y hace llegar al Consejo de Administración las áreas de reuniones donde los directores de entidades fueron solicitados por los correspondientes delegados”, lo cual, a mi entender, deja claro que el asunto, más que operativo, constituye una orientación que demanda la presencia de directivos con facultades reales de decisión, y no de personas en las que, en ocasiones, incorrectamente se delega.

Una recomendación es oportuna. La de leer y repasar el citado Manual, toda vez que este trae detalles del quehacer de los componentes del sistema del Poder Popular, incluidas las atribuciones del representante del barrio, cómo organizar el ciclo de rendición de cuenta, o los cauces por donde deben discurrir las relaciones de estos con las asambleas y las administraciones.

Porque sé, además, que, en ocasiones, ese ejercicio democrático deja de funcionar bien por falta de conocimientos, sobre todo en aquellas circunscripciones con una gestión inestable a lo largo de años y de sucesivos cambios de delegados; al tiempo que conozco también de la existencia del Programa de Atención Integral al Perfeccionamiento de ese sistema de gobierno.


Escribir un comentario


Código de seguridad
Refrescar