Todavía recuerdo cuando decidí (después de tantos intentos) dejarme el pelo natural. Desde pequeña, mi madre me hacía trenzas y motonetas. Algunos de mis amigos deben acordarse de ella y su arte para peinarme. Inconscientemente, había asumido un estilo que defendía mis raíces, mi color, pero era solo de manera inconsciente.
Luego vino el preuniversitario, y las impuestas modas occidentales, hicieron que me enlaciara el pelo, me peinara acorde con los estándares de una sociedad estilizada a “lo blanco”. Enredada en la ola de normas-formas-estilo de mis otras amigas, seguí usando cuanto producto para estirar la pasa encontraba en las cadenas de tiendas recaudadoras de divisa.
Yo sentía dolores cada vez que debía lavarme la cabeza, desenredarme, secarlo y ver cómo caían mechones de mi cabellera. No encontraba un lugar en el que mi pelo “refrescara” de aquellos intensos tratamientos para verme “más bonita”.
Sin contar las constantes opiniones de quienes queriendo hacerme un bien se convertían en racistas: “¡Cásate con un blanco para que adelantes la raza!”, “¡Estírate la pasa para que te veas más bonita!”, “¡Cierra un poco la boca para que no se note la bemba!” Eso en el caso de los “bienintencionados”. En los despiadados las frases más comunes son: “¡Mírale el color y perdónale la gracia!”, “Si no la hace a la entrada, la hace la salida.” Y, para mí, el más ofensivo: “¡Pobrecito, si es negro!”
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No es un hecho personal, no es una experiencia de un pequeño grupo. Dejarse influir por tendencias de la llamada “cultura blanca” es como el intento de dominación de unos sobre otros. Nuestra tradición cultural apunta a un criollo, a la mezcla sazonada en el ajiaco que definió Fernando Ortiz, en lugar de pensarnos solo blancos, solo negros, o superiores.
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El racismo existe de forma solapada muchas veces. Ya no se necesita un látigo o segregar en lugares privados a unos de otros. Hace mucho tiempo que estas actitudes se esconden detrás de aparentes buenas acciones. Incluso, no importa si la muchacha lleva al novio negro a su casa y el padre lo mira con recelo. No importa si ha estudiado o es un ejemplo de trabajador, los títulos no valen ante lo peyorativo en “el muchacho de color”. Y yo me pregunto, ¿de qué colores estamos hablando, acaso azul, amarillo, rosado, verde? Los negros, dicen muchos, son mejores en deportes y música; la ciencia es asignatura pendiente ante esas afirmaciones.
No debemos ser absolutos, no es solo de blancos hacia negros. Son las palabras las primeras que muestran lo lejos que estamos de la equidad y de la conciencia colectiva de que todos somos iguales. Frases como “blanquito lechoso” o, “allá ellos que son blancos y se entienden”, “blanquita equivoca´”, “puerquita canadiense” se han hospedado en el habla popular y aparecen de forma despectiva en la esquina de la bodega o en el interior de cualquier hogar.
En el imaginario del cubano hay tantas actitudes discriminatorias que los mejores chistes que se cuentan son del negro o el homosexual. Reiteradas risas hacia el largo del pene o, casi siempre, la culpa de algún robo es como la canción “del negro ese”. Existe, en ocasiones, invisibilidad en los problemas asociados a la raza: el blanqueamiento de los héroes en la historia, la poca existencia de juguetes negros y para qué hablar de los dreadlocks, eso tiene peste y no es bien visto si se quiere trabajar en algunas empresas.
Son muchos los esfuerzos que ha hecho el Gobierno Revolucionario en dar las mismas posibilidades a todos, blancos y negros, mujeres y hombres, niños y ancianos. Sin embargo, se trata del sentimiento de superioridad que ha vivido por siglos en el ser humano. Basta ya de creernos superiores, el racismo es una expresión de dominación y en cualquier escenario que se presente hará daño, no solo a nosotros, sino a nuestros hijos.
Sobre mi cabellera descansa la gratitud hacia mis ancestros. Esos que llegaron de África no solo con tambores, sino con un acervo riquísimo. A pesar de la imposición cultural donde el canon extiende sus garras y, los “deberías ser” se alzan antes los “yo soy así”; sigo insistiendo en contar historias, experiencias de cómo ser negra ante el otro que se cree superior o cómo defender identidades desde la negritud.
Si así hubiese sido, entonces: por qué no se logró eliminar el folklore y cultura que trajeron consigo de África.
Yo creo que más que racismo, lo que habita dentro de ellos es un complejo de inferioridad.
La revolución nos ha dado a todos las mismas oportunidades.
la unesco sustituyo el termino Folklore por el de tradicional y popular.
maritza,no hay peor ciego que el que no quiere ver,muchas costumbres de los esclavos traidos de africa se perdieron o sufrieron transculturacion.
y a los que menos tienen hay que darles mas oportunidades.
desgraciadamente a existido mucho voluntarismo en este tema y no ha sido tratado de manera integral y cientifica,incluso se ha llego a negar que existia el racismo en Cubita la Bella,es algo que lleva mucho tiempo.
los valores en una sociedad se pueden perder rapidamente,pero recuperarlos lleva mucho tiempo.
brmh
Si debo reconocer que el racismo existe, pero no pierdas de vista el complejo de inferioridad presente.
Saludos
brmh
Estimado Bárbaro, toda persona tiene el derecho a ser mediocre, pero en tu caso, sinceramente creo que abusas de ese privilegio.
brmh
brmh
y decir que es linda,es superfluo.
lo importante s que tiene talento y mas valor que tiene dedicacion .
brmh
El articulo es interesante, pero con alta dosis de insistencia y tenacidad en un tema manido, viciado..
lo mejor es el mestizaje esta demostrado cientificamente.
el racismo es un tema complicado.
si caminas de noche y ves a un hombre de color negro y sientes temor,por que es ?.
estoy de acuerdo con las cuotas de negros y mujeres en cargos del estado y el gobierno.
la nariz ancha,la bemba ,el color de los ojos y la piel es producto a la adactacion a diferentes climas.
a los vulnerables hay que darles mas apoyo,esta demostrado que hay mas reclusos en familias que viven en la marginalida y son menos los que llegan a la universidad.
La Rumba es patrimonio de la Humanidad y nuestra ciudad tiene una antigua tradicion .por que no existe el palacio de la rumba y si la casa del campesino ,la casa del guajiro y la casa de la decima ?.
por que existe el museo de artes decorativas y no existe un museo sobre la huella de la exclavitud ?.
no reconocer que existe un problema conlleva a no solucionarlo .
les recomiendo el articulo "Mi raza" del Apostol
brmh
Las odio a todas porque me gusta un mundo Sanaa Lathan, pero no se quiso empatar conmigo.
A ver, ¿por qué Sanaa Lathan me rechazó? pues por pura discriminación racial. Por eso no las soporto.
A propósito, yo también me siento discriminado y pienso defender mis derechos de blanco: el próximo equipo de pelota tiene que ser de 4 negros y 4 blancos, y el noveno integrante con vistas a que no haya desigualdad racial, tiene que ser mulato o jabao. :s
Creo que la sociedad cubana ha ido ganando terreno -aunque ciertamente quede camino por recorrer- en la no discriminación racial, y una muestra es que cada vez resulta más normal ver a una persona de una raza, con otra de otra raza y eso es lo que Sanaa Lathan no entendió conmigo.
Si la discriminación en Cuba hubiese alcanzado una dimensión social, simplemente no se viera ese fenómeno porque se entendería algo así como una ofensa. Que no esté en esas dimensiones, no invalida para nada lo que usted ha escrito porque sí es cierto lo de los estereotipos.
De todas formas, coincido con vos en que para que una mujer negra se vea bien, no necesariamente debe recurrir a patrones blancos, aunque creo que eso al final es un asunto muy personal. He visto mujeres negras cubanas muy atractivas, vestidas con nada de influencia blanca... pero por mí, al final me quedo con Sanaa Lathan. ¡Qué belleza!
Si algo defiendo, a ultranza, es el hecho de visibilizar un hecho que aunque dicho no resuelto.
Existe racismo, y es una realidad en la que todos los días se desprendenden demasiados matices y demasiadas actitudes racistas hacia el otro y la otra. No puedo ser dual, en ese sentido.
Creo que no tiene mucho sentido comparar tus experiencias, cuando me parece más una cuestión de egos heridos.
Brmh
Así son en su mayoría y no es porque sufran rechazo o marginación , es simplemente porque les gusta esos estilos de vida.
Hay una sola raza: la humana.
Realmente no está diciendo mentiras el amigo Abel.
Lo que dice no se puede ocultar, ni catalogarlo como racismo.
Usted parece estar asumiendo estereotipos atávicos, y prejuicios, para juzgar a las personas por el color de su piel.
Vagos, irresponsables y oportunistas hay en toda la variedad de los colores de la piel humana.
Yo me siento orgulloso de ser negro y reconozco lo que Miguelz. La revolución nos ha dado la oportunidad a todos, unos la hemos aprovechado y otros se han aprovechado.