Faltó una ley

Estoy al creer que a Isaac Newton se le olvidó hacer pública la cuarta de sus leyes, y sumarla a las tres descubiertas por él. Desde mi punto de vista, las de la inercia, de la dinámica y de acción y reacción quedarían fundidas en una que, de haber dialogado con el científico, le hubiera propuesto llamarle Ley del sentido opuesto.

Me explico con ejemplos. Hace unos días tomé un bicitaxi desde la piquera ubicada en la calle Abraham Delgado hasta el parque Martí. Eran las 8:10 pasado meridiano y, al preguntarle el costo al conductor, este me contestó que era 30.00 pesos. Ante mi reclamo, su respuesta fue peor, me dejó en zona de contrariedad: “Por el día cobramos 20.00 pesos, pero de noche 30.00.”

Si es la misma distancia, le explicaba yo. A lo que él me respondió: “Será la misma distancia, pero ese fue el precio que establecimos los ‘bicitaxeros’ en la piquera.”

Me remití a las leyes de Newton. Si hablamos de inercia (Todo cuerpo continúa en su estado de reposo o movimiento uniforme en línea recta, no muy lejos de las fuerzas impresas a cambiar su posición.), quizás, se pudiera aplicar a este caso, si la interpretación se basara solo en lo que refiere al cambio de posición. Mi teoría: de noche los lugares se alejan de cualquier punto de referencia (sobre todo en la imaginación económica de algunos bicitaxistas).

Si se trata de ajustar el fenómeno a la segunda ley, la de la dinámica (El cambio de movimiento es directamente proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime.) Y si, además, intento ajustarla a mi interpretación, tendría en cuenta “la fuerza motriz” (porque no es fácil pedalear con carga).

Me quedaría solo la tercera ley, el principio de acción y reacción (Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto.)
Y con esta sí creo que las cosas son más claras, de acuerdo con lo que yo llamo “mi interpretación”, más bien ajuste: ante la acción de querer subestimar mi inteligencia (la suya, la colectiva) con dos precios por igual trayecto, mi reacción (la suya, la colectiva), se cae de la mata: molestia, protesta.

Se explicaría bien aquello que dice la cuarta ley cuando hace alusión al “sentido opuesto”. Y repito: opuesto, porque me vienen a la mente, entre tantos, algunos ejemplos a los que pudiéramos hacer coincidir una, dos, o las tres leyes: cuando un vendedor exhibe un precio para los inspectores y al cliente le espeta otro en la cara; cuando uno camina en áreas del bulevar de Ciego de Ávila y te revenden desde un encendedor de luz fluorescente de 20 watts hasta puertas plegables, pintura, gel para el cabello… y todo cuando antes fue rebajado, o salió a la venta en pocas cantidades, en la red de tiendas recaudadoras de divisas.

O uno, al parecer más simple, cuando pasa el panadero que, conforme lo indicado, debía tener a la vista el precio del producto, su número de licencia y la panadería a la que está adscripto, y te dice, con toda tranquilidad, que el pan de 4.00 pesos te costará 5.00 porque fue hecho en una “panadería particular”.

Es cierto que las leyes de Newton, también conocidas como leyes del movimiento de Newton, son tres principios a partir de los cuales se explica una gran parte de los problemas planteados en mecánica clásica, en particular aquellos relativos al movimiento de los cuerpos, que revolucionaron los conceptos básicos de la Física y el movimiento de los cuerpos en el universo.

Sin embargo, soy de los que consideran que no es necesario esperar a que confluyan las tres para romper la “inercia” que, en muchos casos, habita en los cuerpos de quienes no quieren ver, o cumplir con sus obligaciones, y esperan que solo sea la ciudadanía la que proceda ante lo mal hecho; hacer más “dinámicas” las estrategias para erradicar lo que no está bien; y hacer cumplir lo que en materia legal proteja al individuo que, al presenciar una “acción” deleznable de otro semejante, incluya en su “reacción” la denuncia de este ante las autoridades, sin perjuicio para su integridad.

Por el momento, sigo cuestionándome el hecho de que a Newton se le haya olvidado sacar a la luz una cuarta ley. Si se llamaría, o no, Ley del sentido opuesto, eso ya no dependería del científico.


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