El concepto de civismo es casi tan viejo como el ser humano mismo, desde que este decidiera vivir en sociedad y establecer pautas mínimas de comportamiento. Ética, educación, respeto, ciudadanía y estética pudieran ser sinónimos tan metafóricos como elocuentes para describir su significado y, si no fuera por la certeza de estas conexiones etimológicas e históricas, reaccionaríamos aturdidos frente a muchas escenas ya cotidianas en nuestro entorno.
Es que mientras la imagen de la ciudad de Ciego de Ávila cambia para bien, y ya podemos inventariar un nuevo mural en la pared lateral del cine Carmen, vallas transformadas, un parque Martí iluminado, el bulevar reanimado y la rotonda oeste exhibiendo una obra monumental, hay otra realidad que no les hace justicia a los esfuerzos.
Faltan cestos para depositar basura en áreas públicas muy concurridas, los desechos sólidos se acumulan por días en las avenidas principales, sin que la técnica disponible en la Dirección Provincial de Servicios Comunales alcance para eliminar de raíz los microvertederos, algún que otro coche se escabulle sin colector y las fachadas permanecen deslucidas, a veces, por el deterioro, pero otras tantas por las indisciplinas.
Esto son, cuando menos, ejemplos al azar que componen ese cuadro de precariedad y mal gusto que hace aguas el trabajo de otros, en uno de los momentos económicos más complejos de los últimos tiempos y allí donde se supone fuese más simple: en el plano individual, en la casa, en la oficina, en el barrio…
Si hablamos del centro histórico de la urbe tampoco hay excepciones. Vivir o trabajar allí es un privilegio supeditado a normas rigurosas, que todavía no horadan las malas prácticas tantas veces señaladas por los entes fiscalizadores. Violaciones patrimoniales, ventas que han salido de los garajes y tomado el corredor público, estacionamientos indebidos y la circulación en bicicleta por el bulevar corroboran la hipótesis de que la falta de recursos no es el único inconveniente para hacer más y mejor.
Sin dudas, el asunto es más complejo cuando son entidades estatales las que incurren en contravenciones, pues debieran ser las primeras en predicar con el ejemplo. En este sentido, la basura salida de los establecimientos comerciales, sobre todo cajas de cartón depositadas cualquier día y a cualquier hora en las esquinas del bulevar, ha terminado por normalizarse.
La estampa podría completarse con la foto compartida en Facebook por un usuario, en la cual la fuente de la Pachamama, en el Parque de la Ciudad, amanecía como un vertedero, cargada de desechos que navegaban en un agua turbia y enrarecida. Aunque la enumeración de ejemplos podría ser mayor, hay consenso en que el irrespeto a la higiene comunal y las contravenciones al ornato público de tan reiteradas preocupan y alarman.
Creo que no es necesario explicar nada.
Posted by Frank Pancho Fernandez on Friday, September 16, 2022
De hecho, estas dos causas acaparan el mayor número de las multas impuestas por parte de la Dirección de Supervisión Integral, tanto que al cierre del primer trimestre del año Invasor señaló que computaban el 55 por ciento de las inspecciones y el 62 por ciento de las violaciones sancionadas.
Nada indica que de entonces a la fecha el panorama sea diferente y ahí está el extenso Decreto 272 del 2001, rector de las conductas y medidas aplicables en materia de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, para recordárnoslo.
Lo que sí tiene que ser diferente es la óptica para mirar y mirarnos, para desterrar las “chapucerías”, para exigir, para buscar el asesoramiento oportuno antes de cada acción constructiva o de embellecimiento, y para entender que tan importante es construir una cerca perimetral como diseñar y colocar señaléticas coherentes, que se integren con el entorno. A veces, las buenas intenciones nos han devuelto obras lamentables.
La ciudad ya no es aldea, a fuerza de miles de habitantes y de siglos ha llegado a convertirse en lo que es hoy y nosotros cambiamos con ella. Aunque por momentos pareciera que vamos a la inversa, hay significados que no debieran diluirse en el tiempo y diría que el civismo es el primero de ellos.
Yo sí creo que Ciego de Ávila es un pedazo de aldea.
Cortar dos árboles para pintar un " mural " es civismo ?. Incluso se ha violado una ordenanza municipal que dispone que en los corredores públicos que no tengan soportales deben estar plantados árboles.
Ahh y que usted opina sobre la calidad artística del mural ?. Que incluso por ironía llama a el cuidado del medio ambiente.
BRMH