Numerosos comentarios, en favor y en contra de las obras, ha provocado en la población avileña la información publicada en Invasor sobre las acciones que se acometen por estos días en el bulevar de la ciudad de Ciego de Ávila.
Mientras algunas personas están de acuerdo con que este céntrico paseo peatonal necesitaba que “se le pasara la mano” y saludan las faenas que se proponen como objetivo su embellecimiento, otras arguyen que los trabajos que allí se realizan constituyen “un derroche innecesario” en medio de la compleja situación económica actual de la provincia y el país.
Comprendo las inquietudes de algunos que se preocupan por los gastos que generan estas labores, a mi entender, necesarias, pues la mayoría son de conservación de lo ya existente, como el resane y pintura, no solo del mobiliario urbano (pérgolas, bancos, lámparas…) de este sitio, sino de las fachadas de viviendas, tiendas y otras dependencias existentes en esas cuatro cuadras.
Sabido es que todo en la vida (nuestras casas, autos, computadoras, equipos de cocción, ventiladores…) requiere de, cada cierto tiempo, determinado grado de acciones destinadas a su reparación o mantenimiento, con el objetivo evidente de alargar al máximo su vida útil. Estas faenas que ahora se realizan en el bulevar están encaminadas a conservar lo que está construido y no fueron improvisadas: fue una decisión colegiada de las entidades competentes a partir del déficit de materiales (acero, áridos, cemento) para acometer inversiones en obras nuevas, como sería lo ideal.
Por ello se decidió dedicar parte de los recursos materiales y financieros ya aprobados a adquirir pintura, y aprovechar las mínimas cantidades existentes de cemento y áridos para el mantenimiento. La opinión autorizada de la arquitecta Xiomara Pavón Santiesteban, especialista en Urbanismo de la Dirección Municipal de Planificación Física en Ciego de Ávila, remarca “la necesidad de proteger este sitio, que forma parte del centro histórico de nuestra ciudad, donde se encuentran los mayores exponentes de la arquitectura a conservar. “Esta zona es también el principal eje comercial de la urbe, por lo que, a pesar de la pandemia que nos azota, continúa siendo la más visitada tanto por los avileños como por foráneos, lo que provoca que su desgaste aumente.”
Ahora lo que resta es aprovechar de la mejor manera este presupuesto destinado a las labores en el conocido paseo peatonal de la Ciudad de los Portales y que estas se realicen con la mayor calidad, cuidando que los materiales e instrumentos de trabajo se empleen con la cultura del detalle que debe caracterizar cualquier obra que se acometa.
• Bulevar avileño: sin lugar a chapucerías.
Real es la compleja situación de nuestro país, pero las acciones que se ejecutan en el bulevar también demuestran que, a pesar del crudo bloqueo económico y financiero que sufre el pueblo cubano, trabajadores y entidades buscan alternativas y no se quedan cruzados de brazos a la hora de mantener lo logrado. Para el que ame su ciudad y disfrute con sus sitios emblemáticos, como lo es este tramo de la calle Independencia, resulta reconfortante poder apreciar la actual renovación en medio del confinamiento y otras restricciones como consecuencia de la COVID-19.
Siempre habrá fenómenos naturales o pandemias que desestabilicen nuestra cotidianidad, pero ello no nos debe conducir a dejar a un lado la preservación de los valores históricos y arquitectónicos que debemos legar a otras generaciones.
Brmh