En el histórico anfiteatro de la Casa de la Cultura “La Edad de Oro”, de Majagua, ataviado con bohíos, matojos y carteles de cada color que da sentido a los festejos campesinos locales, se entregó este sábado la condición Patrimonio Cultural de la Nación a los Bandos Rojo y Azul.
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Sus 91 años de existencia, en medio de este difícil calendario pandémico que obligó a “inundar” los escenarios virtuales, autentican una tradición sello de la cultura local y nacional, encarnado en guajiros alegres, chispeantes y buenos bailadores, y en guajiras generosas, que bastante gustan de parrandear.
Tras concluir la presentación de ambos conjuntos músico-danzarios, Sonia Virgen Pérez Mojena, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, otorgó el lauro a un hermoso testimonio de la creación artística humana y destacó la responsabilidad que tienen las instituciones estatales y órganos locales del Poder Popular en su salvaguarda, con una adecuada visibilidad de esta alta condición.
Lisbet Barreto Pérez, al mando del Azul; Pablo Jorge Zagrera Cervantes, al frente del Rojo; y Caridad Martín Díaz, directora municipal de Cultura, recibieron la condición de mano de la presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.
Cada noviembre estremece a Majagua con los gritos “¡Rojo! ¡Rojo! ¡Rojo!” y “¡Azul! ¡Azul! ¡Azul!”, pues los lugareños llevan en sí la rivalidad en torno al color. Pero este 2020 no pudo ser posible disfrutar los bailes en la plaza, si bien esta noticia puso colores a un año complicado y permitió que los contagiosos ritmos de El Gavilán, El Papalote, El Zumbantorio… se escaparan a los exteriores del anfiteatro para endulzar los oídos de los vecinos.
Pepe y Doña Joaquina, defensores de los colores azul y rojo, respectivamente, volvieron a imponer sus acentos guajiros y matizar una sana controversia.
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Los Bandos majagüenses fueron, anteriormente, merecedores de la Distinción Ornofay, otorgada por el Centro de Patrimonio Cultural en Ciego de Ávila, y los Premios Nacionales Memoria Viva y Cultura Comunitaria.