Que el muchacho era inteligente, eso ya lo sabíamos desde el 2012, cuando Invasor publicaba la noticia de su asistencia a la Olimpiada Iberoamericana de Física (OIbF), a celebrarse en Granada, provincia de España. Por esa fecha, las cuentas quedaron muy claras: Alejandro estaba “escapa´o”.
Sus padres lo supieron mucho antes, como es lógico, luego la familia, y, por último, la escuela, aunque, tal vez, el orden de estos factores pudo alterarse, porque bien sabemos que es allí donde se estimula el talento de las personas.
Alejandro Lázaro Alfonso Yero tiene en su recorrido como estudiante más reconocimientos, concursos y olimpiadas que años en las costillas. Primero fue la Matemática, porque siempre le gustaron los números, luego la Física, estudiándola por libros rusos hasta convertirla en uno de sus entretenimientos.
“Recuerdo que en la secundaria siempre estaba participando en los concursos y muchas veces me pasó que me enteraba de ellos el mismo día que se hacían, entonces no tenía tiempo para prepararme. Luego, cuando ingreso al Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Cándido González Morales, decido formar parte del aula de Física, casi sin saber lo que era, pero estaba seguro de que me iba a interesar.”
Un buen día, uno de los profesores preguntó en el aula por aquellos que querían ser concursantes y a él se le ocurrió levantar la mano, al fin y al cabo, gracias a esos certámenes había nacido su gusto por las ciencias. Comenzaron los entrenamientos con el “Chino”, profesor del que habla con mucha gratitud, y tuvo que sustituir las jornadas de trabajo en el campo por experimentos en laboratorios, leyes de Newton y constantes.
Así transcurrieron el décimo y el onceno grados. Comenzaron a llamarlo Pitágoras, como el primer matemático puro de la antigua Grecia, por su inteligencia y porque también es puro.
El tercer año del preuniversitario fue diferente. Por su medalla de plata en el concurso nacional integró la preselección para la OIbF que entrenaría en La Habana. Con el apoyo incondicional de sus padres, viajó a la capital, donde pasó un mes entrenando y otro examinándose, tiempo en que se definió como el único cubano que asistiría a la Olimpiada ese año.
“Por cuestiones de presupuesto, el Ministerio de Educación envió a un solo estudiante, acompañado de su profesor, aunque la incertidumbre del viaje estuvo hasta casi dos días antes de concretarse. A eso súmale que los horarios de los pasajes nos impidieron estar el día de la inauguración y el de la clausura.
La Olimpiada tuvo dos días de prueba, una teórica y la otra práctica, donde participaron estudiantes de España, Portugal y varios países de América Latina. Como no pudimos estar para la premiación, el día que regresamos para Cuba mi profesor me dijo que había logrado la plata. Aún guardo el reconocimiento que me enviaron por correo, pero sigo esperando la medalla.”
Alejandro continuó el camino hacia la profesionalización con la carrera de Ingeniería Automática, que estudió en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas. Hasta allá llegó su sobrenombre de Pitágoras, pero, para hacerlo más corto, comenzaron a llamarlo Pita.
— ¿Por qué estudiar Ingeniería Automática?
— Siempre he visto la Matemática y la Física como un pasatiempo, entonces no quería que, al estudiarlas y hacerlas mi profesión, se convirtieran en una obligación para mí. Durante los cinco años de estudio encontré en la Programación otro entretenimiento y me enfoqué en estudiar la carrera.
Como es de suponer, los concursos no dejaron de estar en su vida, año tras año, tiempo en que el medallero sumaba preseas, tanto como lo hacen los de los deportistas más consagrados, pero cuando vio que en quinto año se le acababan las posibilidades de competir, hizo lo que en estos casos también hacen los atletas: entrenar a otros.
“Haciendo mi tesis me di cuenta de que me sobraba el tiempo y quise regresar al IPVCE como entrenador de estudiantes concursantes. Hasta hoy, aunque trabajo en la División Territorial de Comercialización de Combustibles Ciego de Ávila, voy los sábados. Esa ha sido la forma en la que he podido ayudar a otros, además de servir como maestro ahora que estos son insuficientes.”
— Pero, además de la Física y la Programación, también te gustan otras cosas, ¿no?
— Me gusta mucho el cine y la música, no te puedo decir un género específico porque encasillarse en uno es como escuchar mala música, aunque mi grupo preferido es Queen.
Alejandro, Pitágoras o Pita, como quieran llamarle, dice que el cine, la música y todo lo que se haga tiene que ser a conciencia, y no por el simple hecho de hacerlo y ya. Así ha llegado a donde está, siendo Ingeniero en Automática con el alma de concursante.
Desde mi punto de vista, mi principal problema es la falta de conexión e información acerca de esas oportunidades que me permitan hacer lo que me gusta, aplicando mis conocimientos y las habilidades de razonamiento que he adquirido en mi entrenamiento, para trabajar en algo realmente productivo, que, como bien tu dices, aporte algo a las demás personas, y por supuesto, que me aporte a mi en retribució y como forma de incentivo.
Aunque soy graduado de Ingeniero Automático, me considero más un programador puro con dominio de las herramientas que me dió la ingenieria.
Una vez más, gracias por comentar, y me gustaria saber un poco mas de ti y de lo que haces.
Buena entrevista, Lisandra