Hander: “Los números, no las letras”

Sacar el máximo a horas de estudio es la pretensión de muchos alumnos; aunque, dar lo mejor de sí mismos o no hacerlo es una cuestión tanto de actitudes como de aptitudes. La motivación es, entonces, lo que pone en marcha un proyecto de vida, como demuestra Hander Quiñones Marín, estudiante de onceno grado en el Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas (IPVCE) Cándido González Morales, de Ciego de Ávila.

IPVCE de Ciego de Ávila con mejores resultados en cuatro años.

El muchacho se esfuerza, día a día, por obtener los resultados deseados. ¡Y los logra! Su primer empeño era entrar a la vocacional, con una trayectoria estudiantil preñada de buenos augurios, en las escuelas primaria 5 de septiembre y secundaria básica Simón Reyes Hernández, de Majagua.

“Me gustan las carreras de ciencia y aquí se fomentan esos estudios”, comenta, mientras el pase de un curso a otro le roba una sonrisa y, en ella, también proyecta la satisfacción de encadenar con éxito varias jornadas, e incluso, años. Siente, calendario tras calendario, el bienestar que viene de centrarse en su futuro.

Cuenta que su hermano Hendry, graduado de Ingeniería Automática, es su ejemplo. “Voy siguiendo los pasos de él, es mi patrón”, destaca Hander; en tanto, deja ver su interés por esa carrera que fluye por el torrente sanguíneo, sin desestimar que otra pueda entrar con más fuerza. Claro, “los números, no las letras”.

Raquel y Juan, sus padres, disfrutan así la dicha de haber inculcado, doblemente, ese deseo familiar de “luchar por ser alguien en la vida”. Al mundo del saber, y eso lo conoce bien este joven, no se ingresa sin el empuje de quienes nos trajeron al mundo, el que, de disimiles formas, compartimos con el resto.

¿Y qué pasa con las asignaturas de letras? “No hay más remedio que estudiarlas”, responde, aunque decirlo no impide luego alcanzar los 100 puntos en esas materias, perspicaz al fin.

Minutos después entiendo que nació para desentrañar los algoritmos, ecuaciones, problemas… “Obtuve medalla de plata en el concurso nacional de Matemáticas y, como estuve entre los 10 primeros lugares, pude haber ido a la preselección nacional, pero la COVID-19 no lo permitió. Este curso volveré a intentarlo y esperemos pueda avanzar más.”

Hander entró al IPVCE, precisamente, por su participación relevante en certámenes de Matemáticas. Según sus compañeros, no exagera cuando exterioriza que en lo que más tiempo ocupa es en estudiar los números y sus relaciones. “Leo, pero para eso soy venático”, y sonríe con total franqueza.

También queda espacio para el ajedrez, así como para seguir la Serie Nacional de Béisbol y el fútbol internacional, en particular a los equipos de Ciego de Ávila y Borussia Dortmund, selección alemana. Más allá de ese “vicio por las matemáticas”, al decir de él, puede darse una escapadita al centro recreativo majagüense Dos Palmas, donde descubrir otros estilos de vida.

En tiempos en que cultivarse, para unos cuantos, resulta una obligación, es esta de las historias para colgar en Facebook, Instagram, e incluso, mandarla por WhatsApp, en una Stories. Con el ejemplo perseverante del muchacho, la pregunta a quienes desoyen consejos sería: ¿y si trataras de ver el futuro de esta forma?

Lea la historia de Diego Armando Díaz Rodríguez, adolescente que cursó su noveno grado en el IPVCE.


Escribir un comentario


Código de seguridad
Refrescar